Descontada Sonsoles, a Zapatero le quedan dos fieles: Gabilondo el de los calzoncillos y Zerolo el de los "orgasmos democráticos". Ayer José Bono se quedó a un coctel de gambas de transformar el parlamento en boda pueblerina ¡Qué hable el Sr. menistro!, ¡Qué vuelva a hablar el Sr. menistro! ¡Viva el Sr. menistro! Y, mientras Pepe y Valeriano entretenían a Sus Señorías, Zapatero vendía su carne trémula a los nacionalistas a cambio de que le aprobaran el sucedáneo del embeleco del trampantojo de la reforma de la negociación colectiva que ha de presentar en Europa. Y cuando ya lo ha logrado y está el hombre tan feliz, hete aquí que sale Erkoreka con gesto de jaque si no de jaquetón y la risita boba de venir del lupanar y se va al batzoki con los muchachos que le palmean la espalda y les suelta que en su vida ha sacado tanto por una mera abstención. O, dicho en román paladino, en el cual suele el pueblo fablar a su vecino, "el José Luis se lo traga todo".
Dicen que han visto a Zapatero deambular por los pasillos de Moncloa, el pijama puesto, los pies en pantuflautas y conversando con bustos de políticos pasados a los que intenta convencer de que él todavía es presidente del Gobierno.
Cuando se habla del dedazo que hizo a Rubalcaba candidato del PSOE a la Moncloa, suele olvidarse mencionar que el dedo que nombró a Alfredo es justamente el dedo de Alfredo. Zapatero, desde el empujón mortal que le diera Rubalcaba en octubre del 2010 cuando forzó su nombramiento como vicepresidente supremo del Gobierno, tiene muñones do solía haber dedos. En cambio, al Rubalcaba candidato los dedos se le hacen huéspedes: cuenta con perder las elecciones pero cuenta con ganar el partido. El partido y la partida. A saber. La estructura del PSOE incólume: la mayor derrota de su historia y aquí no ha dimitido ni el portero de la Casa del Pueblo de Tres Cantos. Gómez, Almunia, Hereu, Fernández Vara, Griñán, Barreda, López, Alarte. Todos Invictus y que no se mueva nadie. Los sindicatos con todo su poder intacto. Los indignados que serán tan feroces con el PP como versallescos y algodonosos han sido con el PSOE. Cuenta con Pascual Sala y su combo constuticida para bloquear las reformas, cuenta con Bildu cuya readmisión en sociedad ha pilotado con mimo y cuenta con una docena de divisiones mediáticas que se aplican ya a tejer el relato del porvenir: la crisis la creó el Gobierno de Aznar, la padeció un inocente Zapatero que se sacrificó bravamente ante los mercados en la reforma responsable y la aprovecha un Gobierno del PP para robar a los trabajadores en beneficio de banqueros y especuladores.
Y con eso, cuatro manifestaciones y el transcurso de un par de años, Rubalcaba presidente. 63 años. La flor de la vida.