Una de las mayores críticas que he recibido cuando me he puesto a analizar el futuro del panorama móvil es que ni siquiera menciono a Blackberry. Por supuesto, como cualquier plataforma que hay en el mercado, tiene sus usuarios, algunos extremadamente leales. También los tenía BEOS, un sistema operativo muy chulo de finales de los 90 que sólo los más frikis recordamos. Y alguno quedará que adore Palm por encima de todas las cosas. Pero estarán de acuerdo con que no son ellos quienes están creando el futuro, por decirlo suavemente. Tampoco los de Blackberry.
En cierto sentido, los problemas de RIM –el fabricante canadiense de las Blackberry– son parecidos a los de Nokia. Ambos son, o eran, muy fuertes en un mercado concreto; Nokia en los teléfonos baratos y de calidad sin muchas funcionalidades, RIM en móviles enfocados para el uso empresarial y centrados en el correo electrónico y la mensajería instantánea. Ambos se han visto incapaces de atacar con éxito el nuevo mercado impulsado por Apple con su Iphone, el de los smartphones generalmente táctiles con un ecosistema de aplicaciones amplio y cuidado. Y ese nuevo mercado amenaza al suyo de toda la vida, porque los smartphones más baratos –generalmente Android– son una opción cada vez más apetecible frente a los móviles de toda la vida, y porque en lugar del enfoque centrado en una sola aplicación la gente prefiere algo más versátil, que le permita acceder cómodamente a la web, jugar, escuchar música, ver vídeos, etc.
Nokia ha saltado de su "plataforma en llamas", como llamó a Symbian su actual jefe Stephen Elop, y ha apostado por que haya sitio para un tercer ecosistema, el de Microsoft y su Windows Phone. Puede salirle mal, pero así consigue diferenciarse de la tropa Android y disponer de un sistema majo por el que está apostando muy fuerte una gran empresa obstinada y empeñada en triunfar. RIM no ha hecho nada. Su más reciente empeño, la tableta Playbook, tiene un sistema operativo distinto, QNX, que no adoptará en los teléfonos y su precio es similar al del Ipad sin tener una manzanita en el lomo. Así que se lo va a comer con patatas.
Hasta cierto punto, RIM tiene un problema similar al que padecían los competidores de IBM en la era de los ordenadores tamaño armario, según me explicaba mi padre hace años. Tenían conquistados a los técnicos, pero el gigante azul convencía a los jefes, así que ajo y agua y a comprar IBM. Las Blackberry serían la elección de la práctica totalidad de los administradores de sistemas. Pero da lo mismo si los empleados y los jefes quieren Iphone o Android. Y lo quieren.
Así que según se popularicen sistemas de mensajería alternativos como Whattsapp o el Imessage que promete Apple para su próximo IOS y al ritmo en que los técnicos den su brazo a torcer, RIM se irá quedando sin mercado. A no ser que tenga la capacidad, dentro de su personal acostumbrado a crear productos empresariales, a hacer algo tremendamente atractivo para el usuario final. Parece poco probable. De 2009 a hoy, las Blackberry han pasado de tener un 40% de cuota de mercado en EEUU al 10%, más o menos. Y como síntoma, la conocida aplicación para redes sociales Seesmic ha anunciado que deja RIM para centrarse en las plataformas más populares: IOS, Android y... Windows Phone 7.
¡Windows Phone 7! Eso debe doler.