Ciertamente, José, yo también veo el movimiento 15-My como un simple reflejo, protagonizado desde la inmadurez política, de la mentalidad dominante en la sociedad española desde el siglo XIX. En su praxis asamblearia se asemeja a ciertos movimientos de orientación izquierdista y, en particular en nuestro país, a la abertzale, que, a través de Bildu, hoy tenemos tan profusamente representada en las instituciones vascas. Por otra parte, en el estado de las cosas le cabe una buena parte de responsabilidad específica a la clase política, carente de auténtica representatividad y conformada por marginalidades ciudadanas de diverso tipo, cristalizadas en las organizaciones partidistas. Claro, que también a la ciudadanía común, que se lo hemos permitido. En ese sentido, y no en algún otro, el 15-My sería un chorrito de aire fresco.
Con afecto.
Tan desconcertante es la situación que estos acampados han alterado la vida nacional; han actuado con plena ilegalidad ocupando un espacio público y más aún el día de reflexión de las elecciones municipales y autonómicas; han ejercido la violencia contra la policía; han arruinado a los comerciantes de sol y nadie les ha molestado, la policía no les ha detenido y las autoridades han consentido toda esta barbaridad.
Contra los controladores aéreos se decretó el estado de alarma, se les acusó de sedición y contra estos nada de nada. El delito de sedición era difícilmente sostenible contra los controladores, no digo que se pueda encajar plenamente en la actitud de los movilizados el 15M, pero puestos a mandar al fiscal a hacer demagogia, cumplen mejor el tipo penal del delito de sedición los del 15 M que los controladores.
Así se ve la ecuanimidad de nuestros gobernantes y de nuestra sociedad, contra aquellos todo, contra estos nada. Así nos va.
Ciertamente, José, yo también veo el movimiento 15-My como un simple reflejo, protagonizado desde la inmadurez política, de la mentalidad dominante en la sociedad española desde el siglo XIX. En su praxis asamblearia se asemeja a ciertos movimientos de orientación izquierdista y, en particular en nuestro país, a la abertzale, que, a través de Bildu, hoy tenemos tan profusamente representada en las instituciones vascas. Por otra parte, en el estado de las cosas le cabe una buena parte de responsabilidad específica a la clase política, carente de auténtica representatividad y conformada por marginalidades ciudadanas de diverso tipo, cristalizadas en las organizaciones partidistas. Claro, que también a la ciudadanía común, que se lo hemos permitido. En ese sentido, y no en algún otro, el 15-My sería un chorrito de aire fresco.
Con afecto.