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GEES

El rapapolvo de Gates

Gastándose mucho menos de lo que le corresponde, Europa invierte en defensa menos de la mitad que Estados Unidos.

El saliente secretario de Defensa americano se ha despedido de la OTAN y de su cargo cantando las verdades del barquero. Nada que no sepan todos los que se dedican a temas de defensa y que no vengamos diciendo en GEES desde hace muchos años. Tan impresionante como el famoso niño que dijo lo que todos veían: que el rey estaba desnudo. Pero por impresionante que sea, todavía lo es más que haya miembros de la Alianza en los que la noticia no ha merecido ni un editorial de periódico ni la más mínima declaración del ministro del ramo. Ministra, en el caso más inmediato, confirmando así que la misión que le confió su antimilitar jefe de Gobierno es dejarnos sin defensa, porque eso no es progre.

The West and the Rest. En español no rima. El oeste y el resto. Pero lo cierto es que entre los demás habrá quienes lamenten la penosa situación en la que se encuentra OTAN, porque en último término su seguridad puede llegar a depender de la fortaleza militar de la Alianza, como saben los libios, y habrá también quien se alegre, porque débiles quieren ver a las democracias. Lo desolador es que en el Oeste predomine la indiferencia. La OTAN nació para otras circunstancias, pero lo que nos lega el pasado no es un peso muerto del que haya que desprenderse, sino un tesoro que no sabemos apreciar, en parte porque lo damos por supuesto. Si no vale la pena defender la democracia será que consideramos que la democracia no vale la pena. Y si no vemos peligros en el mundo que tenemos por delante, es que más que ciegos de los ojos estamos en modo mental suicida. Dejar solos a los americanos en el momento que tienen que recortar porque están al borde de sus fuerzas financieras es un error que asombrará a la historia y que en Europa pagaremos, aunque quizás cuando estemos ya tan languidecientes que ni nos vamos a enterar.

Gates habló de la falta de voluntad y de la carencia de capacidades, poniendo más énfasis en lo segundo, aunque sea consecuencia de lo primero. Con dos millones de ciudadanos en uniforme, los miembros europeos de la Alianza echan el resto para poner 40.000 en Afganistán, muchos con una mano atada a la espalda, los nuestros con las dos. La guerrita de Libia en 11 semanas deja sin municiones a los más aguerridos de entre los europeos, mientras que España se las ahorra todas porque Zapatero no quiere saber nada de bombas, sólo de paseos por los cielos para avergonzar a nuestros militares ante sus colegas. Y todo de una forma prácticamente clandestina, en la que oposición, medios y opinión pública ofrecen su complaciente complicidad.

Gates, cuidando esmeradamente sus palabras, no se mordió la lengua. La forma en que los aliados incumplen una vez tras otra sus compromisos es "exasperante". "Inaceptable" es querer disfrutar de los beneficios de la Alianza y no participar de riesgos y costes. Gastándose mucho menos de lo que le corresponde, Europa invierte en defensa menos de la mitad que Estados Unidos, pero adquiere capacidades militares muy inferiores a la mitad de las de los americanos. Sin cambios drásticos, la Alianza se ve abocada a la "irrelevancia militar colectiva".

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