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Guillermo Dupuy

La continuidad del peor Zapatero

Nadie simboliza mejor la continuidad y la terrible esencia de lo que ha constituido el zapaterismo, mejor aun que el propio Zapatero, que Alfredo Pérez Rubalcaba.

El "dedazo" de Zapatero a favor de Rubalcaba (que tanto Zapatero como Rubalcaba disfrazan de "primarias", y que otros han presentado erróneamente de "golpe", incluso de "traición", de Rubalcaba contra Zapatero) queda muy bien reflejado, esta vez sí, en la noticia que Marisa Cruz y Manuel Sánchez firman este lunes en El Mundo y que lleva por título Zapatero decidió en octubre que su heredero fuera Rubalcaba. En ella se afirma que el presidente del Gobierno entregó "a sabiendas" a Rubalcaba el año pasado un poder inmenso para ponerle claramente "en pista de salida". Los periodistas aseguran que, ya por entonces, Zapatero confesó claramente, tanto a la ex vicepresidenta Fernández de la Vega, como a la propia Carmen Chacón, sus intenciones a favor de Rubalcaba.

Por todo ello debemos ser conscientes de que Zapatero ha conseguido, al menos por ahora, un triunfo indiscutible, que no es otro que evitar que su descontada marcha y el no menos previsto desplome electoral del PSOE en estas elecciones municipales y autonómicas provoquen en el partido una catarsis, fruto de la cual se diera una ruptura con lo que ha significado su nihilista paso por el Gobierno.

Nadie simboliza mejor la continuidad y la terrible esencia de lo que ha constituido el zapaterismo, mejor aun que el propio Zapatero, que Alfredo Pérez Rubalcaba.

Presentar a Rubalcaba como algo distinto o distante a lo que Zapatero ha significado para España, para la democracia y para el propio PSOE no sólo es un error; es un disparate que puede entorpecer y desviar su crítica, como –lo que es peor– ser inconscientes del escalofriante escenario que nos espera. Y no lo digo ya por las fechorías que sean capaces de hacer hasta las próximas elecciones generales; lo digo, sobre todo, por las que cabe esperar que hagan la próxima legislatura si al frente de la oposición se encuentra Rubalcaba.

Si Rubalcaba sobrevive al frente del PSOE a su descontada derrota en las generales, ¿se cree alguien que no va utilizar –entonces sí– contra el futuro Gobierno del PP movimientos como el del 15-M, más aun si Rajoy hace los ajustes y reformas que requiere nuestra mortecina economía?

¿Y qué me dicen de lo que haría Rubalcaba como líder de la oposición si el Gobierno de Rajoy se atreve a enfrentarse con esa "paz" de ETA/ZP que exige la permanencia de Bildu en las instituciones, la continuidad del proceso de excarcelación o cuando menos beneficios penitenciarios para los etarras presos, así como un nuevo "estatuto" para el País Vasco, como mínimo tan soberanista e inconstitucional como el que ya tiene Cataluña? ¿Se cree alguien que Rubalcaba no utilizaría contra el Gobierno del PP el riesgo de que los terroristas vuelvan a derramar sangre, tal y como ya hizo el 11-M?

Sólo desde la torpeza de minusvalorar el genio diabólico de Rubalcaba se puede ignorar la bomba de relojería que para España seguirá constituyendo la herencia y el heredero de Zapatero. Y eso, incluso en el caso de que el PP, siempre acomplejado e inconsciente de sus propias fuerzas, gobernase por mayoría absoluta. No digamos ya nada si Rajoy necesita para gobernar caer simpático a los nacionalistas.

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