Desde la semana pasada el sistema institucional español se ha visto enriquecido por la aparición de una nueva cámara: el Soviet de Sol. Reproducido a menor escala en toda España.
No es otro el objetivo de las sorprendentes acampadas de "indignados". Sorprende que el objeto de indignación no sea el Gobierno socialista de los cinco millones de parados, sorprende todavía más que a ese mismo Gobierno socialista no le inquietara lo más mínimo una concentración callejera a pocos días de unas elecciones en las que se jugaba buena parte de su poder territorial. Muy al contrario, tanto Zapatero como Rubalcaba se esforzaron en legitimar a los acampados. Zapatero daba respaldo emocional desde la SER mientras se filtraba que una de sus hijas podría estar entre los acampados. De ser así, no debería haber sido difícil de identificar: la "gótica" rodeada de guardaespaldas.
Rubalcaba iba todavía más lejos al negarse a obedecer el mandato de la Junta Electoral Central de disolver a los acampados. ¿Han dejado de ser obligatorias las leyes en España? Lo digo porque a mí este año me viene fatal pagar impuestos. Lo cierto es que además de un avance significativo en el proceso de derribo de la legalidad española para ser substituida por el uso alternativo del Derecho, que es el uso socialista del derecho, Rubalcaba viene a dificultar que futuros ministros del Interior disuelvan al Soviet de Sol, que obviamente está aquí para quedarse. Rubalcaba tomó posesión de la calle el 11 de marzo del 2004 cuando reventó la jornada electoral. Siete años después ya es propietario. Por usucapión.
Así las cosas, cuando el domingo se cerraron las urnas y se confirmó la victoria del PP sin que se hubieran cercado sedes ni atacado interventores el suspiro de alivio de Génova registró en los sismógrafos. ¿Le había fallado esta vez la estrategia a Rubalcaba? En modo alguno. La dirección del PSOE era plenamente consciente desde al menos dos semanas antes de que el revolcón electoral iba a ser tan mayúsculo como inevitable. Para Rubalcaba era incluso deseable, pues aumentaba su estatura segura frente a la de la incierta niña Chacón. La finalidad de la "acampada de sol" no era cambiar estas elecciones sino constituirse en Asamblea Permanente de Control frente a un futuro Gobierno del PP. Un soviet de liberados y liberticidas. El Soviet de Sol.
Si Mariano Rajoy gana las elecciones va a verse obligado a tomar difíciles medidas quirúrgicas. Drásticas y dolorosas a corto plazo. Muchas de ellas –como las de reforma del mercado de trabajo y negociación colectiva– perjudicarán, si quieren ser eficaces, a los sindicatos, pilar fundamental del poder socialista. Los votantes adscriben el dolor económico padecido a quien toma las medidas, no a quien es responsable de la situación de quiebra. Por eso los dentistas tienen menos amigos que los pasteleros.
Ahora imaginemos por un momento el panorama después de una hipotética victoria del PP en las próximas generales. Rajoy forma Gobierno en solitario o con el apoyo mercenario y tornadizo de los micronacionalistas catalanes y vascos. Cuando se disponga a tomar las medidas urgentes que precisa la recuperación económica se encontrará con el Soviet de Sol, multiplicado por diez, supervitaminado y mineralizado. Cuando se disponga a tomar medidas que saneen la crisis institucional, se encontrará con los Constuticidas de Pascual Sala, y cuando quiera tomar medidas que saneen la crisis territorial se encontrará con los micronacionalstas. Y Rubalcaba, Marqués del Faisán, de jefe de la Oposición, señor de la calle, amo de las ondas, maestro de titiriteros y gran senescal de los sindicatos.