Los políticos de ambos partidos se relamen ante este enredo, pues les permite seguir despilfarrando sin que nadie les llame la atención. Aunque en público digan lo contrario, en realidad les interesa que la gente no vaya a votar, que no se implique.
Ignacio Moncada
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Lucero dijo el día 17 de Mayo de 2011 a las 19:24:
De acuerdo, Don Ignacio, con su descripción de la situación política pero en total desacuerdo con su conclusión de que a los grandes partidos les interesa que no vayamos a votar.
El que no va a votar porque no confía en la clase política puede que a corto plazo esté permitiendo que los grandes partidos sigan actuando a sus anchas pero también lo estaría permitiendo si fuera a votar. Pero a la larga, el no-votante va incubando una indignación que estoy convencido que inquieta a la clase política pues esa indignación acaba generando reacción.
Ejemplos de reacción (contra la mamandurria que se han montado los partidos, pasando de los ciudadanos) serían:
- Organizar asociaciones de ciudadanos para influir en la vida pública (una especie de Tea Party) y contrarrestar el poder político. Esto ya está empezando a ocurrir en España.
- Presentar ante la justicia acusaciones populares contra los abusos de los dirigentes políticos.
- Mostrar desprecio hacia los políticos necios e indignos tanto en los medios de comunicación como a nivel de relaciones sociales.
- E incluso abucheos, algaradas, insumisiones y revueltas. Supongo que la clase política no ignora que esas reacciones populares se producen a veces cuando los ciudadanos alcanzan cierto nivel de indignación.
De acuerdo, Don Ignacio, con su descripción de la situación política pero en total desacuerdo con su conclusión de que a los grandes partidos les interesa que no vayamos a votar.
El que no va a votar porque no confía en la clase política puede que a corto plazo esté permitiendo que los grandes partidos sigan actuando a sus anchas pero también lo estaría permitiendo si fuera a votar. Pero a la larga, el no-votante va incubando una indignación que estoy convencido que inquieta a la clase política pues esa indignación acaba generando reacción.
Ejemplos de reacción (contra la mamandurria que se han montado los partidos, pasando de los ciudadanos) serían:
- Organizar asociaciones de ciudadanos para influir en la vida pública (una especie de Tea Party) y contrarrestar el poder político. Esto ya está empezando a ocurrir en España.
- Presentar ante la justicia acusaciones populares contra los abusos de los dirigentes políticos.
- Mostrar desprecio hacia los políticos necios e indignos tanto en los medios de comunicación como a nivel de relaciones sociales.
- E incluso abucheos, algaradas, insumisiones y revueltas. Supongo que la clase política no ignora que esas reacciones populares se producen a veces cuando los ciudadanos alcanzan cierto nivel de indignación.