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Agapito Maestre

Encuestas y expectativas

Una vez que el PSOE ha sido incapaz de vertebrar un mínimo discurso con el que darle coherencia política a su campaña electoral, tendrá que recurrir a lo que mejor saber: agitación y propaganda.

Estas elecciones son muy importantes. Siempre lo son, aunque el país esté en almoneda. Las encuestas son fantásticas para el PP. Las expectativas abrigadas por los ciudadanos sobre el PP superan por mucho a las preferencias de los votantes de todos los partidos. Son más, muchísimos más, quienes esperan que gane el PP, frente a quienes preferirían que siguiese gobernando el PSOE.

Pero, ojo, aun siendo las expectativas electorales magníficas para el PP, las preferencias de millones de votantes son todavía seguras para el PSOE. Estamos, en efecto, ante las vísperas de un cambio político decisivo para España, pero los socialistas, desde aquí hasta el día 22, intentarán paliar la derrota. Quizá ya no tenga tiempo para recortar distancias en ciudades importantes y emblemáticas para el socialismo, por ejemplo, Sevilla, entre otras razones porque el candidato, Juan Ignacio Zoido, es uno de los políticos más serios y preparados de toda España.

En cualquier caso, esta semana podemos asistir a cualquier cosa en las filas socialistas con tal de movilizar a su electorado. Una vez que el PSOE ha sido incapaz de vertebrar un mínimo discurso con el que darle coherencia política a su campaña electoral, tendrá que recurrir a lo que mejor saber: agitación y propaganda. Es falso que esta semana no sea importante para movilizar sentimientos y flaquezas de los votantes. Es decisiva. Además, cuidado, mucho cuidado, con Castilla-La Mancha; existe un feudo socialista, cerca del Valle más grande de Europa, que le puede quitar la mayoría absoluta a María Dolores de Cospedal.

Es cierto que los ciudadanos más preparados no necesitan, o mejor, les sobra toda esta campaña electoral para formarse un juicio político; pero, ay, los abstencionistas de la izquierda clásica, los débiles sentimentales que confunden la democracia con la militancia izquierdista, y quienes falsifican la solidaridad política con la mera empatía psicológica, en fin, todos esos grupos, que conforman la mayoría de la sociedad, se verán sometidos a las presiones psicológicas de todas las terminales mediáticas del socialismo, o sea, casi todos los medios de comunicación de España harán un esfuerzo final para que esos grupos no sólo no se queden en casa, sino que sigan votando al PSOE.

Es cierto que el voto del miedo pierde fuerza ante la realidad de familias enteras en paro y con un oscuro futuro, pero no es menos verdad que este país tiene el voto más ideologizado, es decir, más estulto de toda Europa. La campaña electoral esta semana será más que interesante. Rabiosa.

En España

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