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Maite Nolla

Una agradable vergüenza

¿Felicitamos al Gobierno por haber perdido el pleito o felicitamos al PSE por haber ganado?

Como dijo un diputado del PSOE, ya tenemos una decisión agradable. Así es como saluda la sentencia del Constitucional el partido del Gobierno que pretendió la ilegalización de los que ahora salen del "Guantánamo electoral". Lo que ha pasado con Bildu es absurdo, si no fuera porque estamos ante el guión de una comedia planeada desde hace tiempo. Digo que es absurdo –luego añadiremos alguna cosa más– porque la sentencia del Constitucional sobre Bildu supone que el Gobierno del partido que quería una decisión agradable ha acabado perdiendo el pleito que ellos iniciaron. Al fin y al cabo, la sentencia del Constitucional es el final de un proceso que inicia el mismo Gobierno obligando a la Abogacía del Estado y a la Fiscalía a presentar sendas demandas. Con lo cual se nos plantean algunas cuestiones: ¿Felicitamos al Gobierno por haber perdido el pleito o felicitamos al PSE por haber ganado?

Lo cierto es que esta es una historia de cobardes. Si la opinión del Gobierno era la de Madina o la de Patxi López o la de Caamaño cuando dijo que "Sortu no era ETA", creo yo que el Gobierno debería haber asumido las consecuencias y a otra cosa. Que yo sepa los abogados del Estado no presentan demandas de motu proprio, sino porque tienen órdenes de hacerlo. Pero no, el Gobierno ha querido que fueran otros los que tomaran la decisión que ellos podían haber tomado. ¿Qué necesidad tenía Zapatero de pringar a los pobres magistrados del Constitucional? Entre Zapatero y Rubalcaba tienen cara suficiente para justificar que no se presentaban las demandas; tienen cara para eso y para mucho más.

Y el PP, como en casi todo, no es sólo un PP, pero manda Rajoy. Y el que manda no puede hacer como si esto no fuera parte de un guión, porque corre el riesgo de que acabemos pensando que la posición del PP es también parte del mismo guión. Se les pide que hagan algo, aunque sólo sea porque les han llamado de todo sin hacer nada. Les han acusado de no querer ver el final del terrorismo, de dar balones de oxígeno a ETA o de poner en riesgo la "unidad"; y ahora les van a acusar de no respetar las decisiones judiciales, y si no al tiempo. No se les pide que encarguen un editorial conjunto a sus periodistas a sueldo –que en el PP también los hay– ni que convoquen una manifestación. Sólo con denunciar esta comedia y con un compromisillo de nada para intentar revertir esto cuando gobiernen, sería suficiente.

La democracia en España ha perdido, de repente, nueve años. Estamos como antes de 2002. ¿Agradable? Una vergüenza.

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