Pérez Rubalcaba juega con el PP y el resto de los españoles, pero, en mi opinión, tiene tomada hace tiempo la decisión sobre cómo actuar con ETA para no perder más votos por la negociación de Zapatero con el crimen organizado. El ataque de Urkullu, presidente del PNV, al PSOE clarifica la situación futura del nacionalismo vasco y el presente del socialismo. Íñigo Urkullu ha dicho que si no se cumple lo pactado con el Gobierno en el 2011, entonces no negociará nada con los socialistas en el 2012. Los nacionalistas retirarán el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, porque el PSOE no ha cumplido lo pactado, a saber, "legalizar" a ETA.
Las declaraciones de Urkullu, aparte de mostrar un absoluto desprecio por el Estado de Derecho, porque no es el Ejecutivo quien ilegaliza sino los jueces y fiscales de los tribunales de Justicia, clarifican el futuro de los socialistas con respecto a ETA y el presente del nacionalismo. Los socialistas, en efecto, parecen haber definido ya su futuro político contra ETA; y, por otro lado, la exigencia de Urkullu para que se legalice a Bildu significa que el PNV necesita, directa o indirectamente, los 150.000 votos de los aberzales para arrebatarles el poder a los socialistas en el País Vasco.
Aunque la política siempre está abierta, fijándome en esas declaraciones, arriesgaré un pronóstico sobre los tratos del Gobierno con ETA y, más en concreto, trataré de responder a la pregunta más repetidas por los ciudadanos en los últimos días: ¿Se presentará ETA a las próximas elecciones? Si tengo en cuenta la contundencia de las palabras de Urkullu contra Pérez Rubalcaba y Rodolfo Ares, consejero de Interior del Gobierno vasco, y las reiteradas muestras dadas por Pérez Rubalcaba sobre la ruptura total de cualquier tipo de negociación entre ETA y el Gobierno, tengo que responder negativamente. Bildu no conseguirá concurrir a las elecciones. El empeño puesto por el Ejecutivo por un lado, y sobre todo por el Estado de Derecho, que es al final quien tiene la potestad para impugnar las listas de Bildu e incluso de hacer desaparecer a la propia coalición o a uno de sus partidos, por otro lado, obtendrá su fruto.
La consigna socialista, en cualquier caso, será contundente: ETA no concurrirá a las elecciones por la perseverancia de Zapatero y Pérez Rubalcaba. He ahí la principal baza electoral que utilizará el PSOE tanto en las elecciones de mayo como en las generales del próximo año. Pérez Rubalcaba habría conseguido por esa vía que los votantes olviden el principal error del Gobierno de Zapatero, a saber, su negociación con ETA, para presentarse ahora como su principal perseguidor. Pérez Rubalcaba habría vuelto a dejar con las vergüenzas al aire a los estrategas del PP. Se abandona, definitivamente, la vía del diálogo y la cesión a ETA para recuperar votos perdidos, e incluso captar otros nuevos, mostrándose como los primeros perseguidores de los criminales.
Pérez Rubalcaba, el principal interesado en el futuro del PSOE, ha dicho, repetido y demostrado hasta la saciedad que ya no se negocia con ETA. Estamos en otra etapa. El PP no ha querido creérselo del todo, pero, además, no ha sabido responder a esa estrategia de ajedrez, es decir, de un político que parece que va cinco jugadas por delante del adversario. Será la tragedia del PP.