Me parece que no se ha entendido como es debido el artículo de don Emilio. En ningún momento ha apoyado la política del gobierno referente a la cuestión de Gibraltar, o ha sugerido la resignación como única alternativa por parte de los ciudadanos a dicha política.
Lo cierto es que don Emilio no ha dejado de alabar el discurso pronunciado por el Príncipe. Su articulo no va mas allá de señalar que dicho discurso, por parte del jefe de Estado en funciones, es incongruente con la política del Gobierno español, que para bien o para mal, es la de los españoles, y además, es la que es porque existen unos intereses económicos.
Pues esta descripción de la realidad no invita en modo alguno a la resignación. Es en cambio, una reflexión para caer en la cuenta de las consecuencias materiales que pueden devenir de un conflicto con los ingleses a raíz de un acto de la jefatura de Estado, sobre una cuestión en la que nuestro Gobierno ya ha adoptado una política distinta. . Que ello este bien o mal no tiene nada que ver con el articulo de don Emilio.
Por otro lado, Sr. Moa, las descalificaciones entre compañeros están de más. Al igual que probablemente lo esta esta replica, fruto un enfrentamiento que raya en lo absurdo, y que a mi entender es una tergiversación de lo que ha dicho Campmany.
Pero vamos a ver: ¿nadie ha leído que el sr. Campmany ESTÁ de acuerdo con el sr. Moa??
Y que sólo ha hecho un artículo "poniendo el dedo en la llaga". Sinceramente, no creen ustedes que más de un político al que ofrecieran, mañana mismo, devolverle Gibraltar, ¿no diría "oye, mejor el mes que viene"?? ¿no lo ven ustedes posible??
Hay temas más serios de los que ocuparse que éste de Gibraltar. Que no debe ser olvidado, y que es irrenunciable, y de capital importancia. Pero entre ésto, y el comer, literalmente, el comer, de millones de familias en paro, ¿qué apañamos antes??
Quizá sea bastante independiente, el tratar el paro y que no nos importe el posible enfurruñamiento de Inglaterra. Pero antes de que convenzamos a los políticos que hagan SER lo que DEBIERA SER, ¿no habrá de convencerlos de otras cosas: democracia interna en los partidos, ascensos por meritocracia en vez de a dedo, casos de corrupción a la calle (pasando por los juzgados y/o carcel), que respondan de sus actos ante los ciudadanos, contacto con la realidad... ??? ¡Pues no hay cosas más fundamentales que hacer, antes que esta cosa, necesaria, pero accesoria...
Me quedo con Moa. Entiendo la postura de Campmany, pero ya basta de tanto materialismo. No todo se mide en términos económicos. Y a España todos la toman por el pito del sereno por esa actitud.
Me parece una réplica impecable, y difícil de rebatir de manera coherente y lógica, por no decir histórica, moralmente elevada, y que nos preserve el orgullo y la consciencia de qué y quienes somos. Otra cosa es la perversión moral, la falta de valores, la cobardía, el acomodarse....".....la economía lo es todo, la nena angloparlante, (=negociar con asesinos, destruir nuestra nación)..." Adelante D. Pío!!!
Vaya vapuleo.
El asunto tiene importancia, desde luego. Sobre todo viendo cómo el determinismo se ha convertido en ideología oficial de este nuevo PP: "La Historia (o las encuestas, o ¡"la realidad"!) ya han dictado sentencia" es el mantra actual (y no sólo en el PP), dígase respecto a la II República, la Revolución Francesa, el Che Guevara o Salvador Allende, Otegui-Eguiguren (todo el "proceso" que se da por consumado), Gadafi (¡pero qué me dices Aznar!)...
No haga sangre, don Pío. Los periodistas profesionales escriben muchas cosas, y es estadísticamente imposible que no metan la pata alguna vez, como ha hecho Campmany.
No ha debido Vd. Escribir este artículo D. Pio, es como hacer leña del árbol caído.
El argumentario que utilizo el Sr. Campamy con el ser y el deber ser, sobre Gibraltar, es lo más ridículo que he leído en mi vida, por eso le digo que mejor déjelo estar: Ya estaba suficientemente claro incluso antes de que publicara este artículo
Bueno, yo casi era fan de Emilio Campmany, pero ahora, psssss....Desde luego, me parece que no ha tenido un buen día.
Como un fallo lo podemos tener cualquiera, bastará con no reincidir.