¡Cuánto me alegro de no haber ido a esta "manifestación"!
Desde el mismo momento de la convocatoria el tufo que soltaba me echaba para atrás. Estaba claro que era un intento "desesperado" de la casta política de traer al redil a la supuesta Rebelión Cívica.
Menos mal que siempre nos quedarán Alcaraz y aquellos que hicieron de la AVT ese referente moral tan respetable que, desgraciadamente, ya ha dejado de ser.
Yo estoy con D. Salvador Ulayar. La del sábado fue una manifestación para "escenificar" (nunca mejor dicho) el apoyo de la cúpula del PP a las asociaciones de víctimas que no existen para molestar al Gobierno (es decir, las que orbitan ahora en torno a Rajoy). Por esa razón Francisco José Alcaraz, que siempre ha tenido una trayectoria lineal y nada meliflua, fue rastreramente «ninguneado» cuando debió haber compartido cabecera con las demás. Pero así es como el PP ayuda a desactivar la Rebelión Cívica. No hay que recordar o hacer ver a los ciudadanos que son ÉSTOS los que tienen el poder, no la casta. Y a eso se ha aplicado el PP-de-Rajoy con entusiasmo digno de mejor causa.
Agapito, efectivamente aquello sonaba raro. Pero abriendo los ojos, mirando, poco extrañó a los más avisados.
Mencionaban esta mañana que fue Luís Herrero el primero en mencionar una sensación que reconcomía el sábado a todos los que retransmitieron la manifestación: "esta manifestación es muy rara".
Poco después, se confirmaba: "esto es muy raro: desde aquí se ve el final de la manifestación, cuando el 5 a las 5 no se veía".
Hoy Federico sentenciaba: "50.000 asistentes, precio de amigo".
No estoy seguro, pero me da la sensación de que esta manifestación ha sido algo forzada, incluso impostada, me da la sensación de que se han hecho demasiadas concesiones a un consenso que ha descafeinado ese mensaje de firmeza que pierde su sentido si pierde su contundencia. Ya lo dice el refranero: "Quien mucho abarca poco aprieta", y con el terrorismo no se puede relajar la presión.
Los manifestantes, que en otras ocasiones han acudido en masa contra viento y marea, esta vez han acudido en menor número y faltos de entusiasmo, como yendo por obligación, autoimponiéndose que sí, que también esta vez había que estar junto a las víctimas, aunque el por qué de esta convocatoria no estuviera demasiado claro. Faltaba fuerza, faltaba pulso, faltaba esa conexión entre convocantes y asistentes que electriza el ambiente.
Al final, me da la sensación de que los asistentes se han ido a casa con el sabor agridulce de, por un lado, saber que han cumplido con su deber de apoyar a las víctimas pero, por otro, haber asistido a un acto vacío, a un teatro sin contenido, a una apariencia sin alma, a una puesta en escena que se ha quedado en las intenciones y las formas sin abordar lo nuclear, lo importante, lo vital.
Lo vital, esa es la palabra. Ha sido una manifestación sin vida a la que acudían personas sin convencimiento convocadas por un agregado de asociaciones sin cohesión.
Y políticos, muchos políticos que querían su cuota de propaganda, de foto junto a las víctimas.
Entre tanto, el ninguneado Alcaraz sigue encabezando las candidaturas a Camachuelo Trompetero, porque él sí transmite el convencimiento de quien ha sido vapuleado por creer y mantenerse firme en sus principios. Ha sido ese maltrato inconcebible el que le hizo caer y abandonar la AVT, y ha sido ese convencimiento inquebrantable el que le hizo resurgir y fundar VcT.
Eso la gente lo percibe, lo valora y lo sigue, como si de un nuevo Braveheart se tratase.
A la AVT le costará mucho limpiar la mancha de su claudicación a los intereses políticos. Hasta que eso suceda, que no se extrañe de que sufra otros "gatillazos" como el del sábado. Y mientras siga empecinada en descafeinar el mensaje, estrategia típicamente arriolesca, mal lo llevan para recuperar el crédito.
Un saludo.