Interesante artículo, aunque debería mencionar que la comparación entre el Hombre de hace 500 años y el de hace 5.000 no es demasiado justa:
Por un lado, porque hace 500 años había mucha más movilidad y aglomeraciones que hace 5.000, lo que facilitaba la llegada de infecciones exóticas para las que la población local no estaba preparada, así como su rápida propagación a una población muy amplia. Eso debía por fuerza producir una reducción importante en la esperanza de vida de la época. Puesto que las poblaciones de hace 5.000 años eran mucho menores y estaban mucho más aisladas, debían sufrir también menos patologías y, por tanto, ver su esperanza de vida y su mortalidad infantil menos afectadas por esta razón.
Por otro, la presencia de caries hace 500 años y no hace 5.000 años puede deberse en buena medida no tanto al uso de cereales en la alimentación sino al uso de molinos de piedra para el molido de esos cereales. La harina producida con molinos de piedra contenía arenilla que picaba la dentadura. Esa es una circunstancia que tampoco existía hace 5.000 años, con lo que aquellas dentaduras también sufrían menos por esta razón.
De todos modos, creo que tiene bastante razón el sr. Lozano en la teoría que defiende (incluso con la objeción que puse hace un tiempo alegando el "periodo de garantía natural del cuerpo", que me fue amablemente refutada por D. Adolfo). De hecho, la mejor prueba de nuestro pasado carnívoro son esos colmillos que tenemos en las mandíbulas, de aplicación casi exclusiva a la alimentación carnívora.
Un saludo.
Muy interesantes siempre sus artículos, don Adolfo. Hoy ha añadido algunos datos nuevos. Me ha gustado mucho su llamada a recordar los orígenes, es una de las mejores estrategias científicas y filosóficas, recordemos el arjé.
Volver al arjé, recapitular, volver a las fuentes, al origen, obligatorio cuando hemos perdido el camino y lo que estábamos buscando, que no está al final, sino al principio.
Me encantan sus artículos, Dr. Lozano. Siempre desbordan sentido común y están escritos de una manera divulgativa (lo cual no implica que sea poco rigurosa) que los hace asequibles a cualquier lector.
Resulta que con su artículo me he dado cuenta de que soy una mujer de la edad de piedra... y hasta ahora no lo sabía. Sigo prácticamente cada uno de esos 6 paleomandamientos, de manera inconsciente, desde hace años... bueno, salvo lo de 'esprintar', que sólo lo hago cuando voy a perder el autobús... :-) . Y realmente funciona: siempre he estado delgada, no me cojo un catarro desde hace años, aparento varios años menos de los que tengo (según dicen) y en toda mi vida sólo he tenido una caries (hace 20 años, y tengo 34).
...como decía aquella canción de los 70: "be a caveman!"
Cualquier día nos sorprende Adolfo Lozano con la noticia de que tiene más de cincuenta años, y que se conserva joven y "lozano" gracias a la dieta anti-inflamatoria y al modo de vida del hombre del paleolítico.
En fin, intentaré seguir los consejos, aunque es difícil hoy en día.
Buen artículo resumiendo un poco todos los principios que proporcionan el combustible para una salud de hierro,(dieta y modos de vida antinflamatorias), gracias.
Siempre de acuerdo contigo, Adolfo, pero dos puntualizaciones:
1.- Los corredores de 100 m están fornidos porque trabajan el cuerpo en el gimnasio para conseguir más potencia muscular, no porque la práctica de la carrera corta les fortalezca.
2.- Actualmente existen aún sociedades paleolíticas, como los bosquimanos, por ejemplo, y una de sus técnicas de caza consiste en agotar a sus presas tras una carrera de varias horas. En general todo el mundo que realiza un trabajo en la naturaleza, ya sean gauchos, lapones, esquimales... realiza un ejercicio que de suave me parece que tiene lo mínimo. Eso sí, están todos como robles.