Las instituciones políticas en Andalucía están tan degradadas que funcionan por pura inercia. Y, ya se sabe, cuando algo funciona por inercia, basta un tropiezo para que todo se derrumbe. A eso estamos asistiendo en Andalucía. Sin una oposición demasiado dura, el régimen socialista se desmorona por todas partes. Conozco bien el nepotismo y la arbitrariedad de la Junta de Andalucía, yo mismo la he sufrido en mis propias carnes, y, por supuesto, podríamos esgrimir el argumento de que la identificación del PSOE con la Junta por una lado, y la identificación del PSOE con la mayoría del tejido social por otro, son las claves para que el régimen político andaluz sea objeto de estudio de los mejores especialistas en sociedades totalitarias.
A pesar de todo, creo que la ineficacia de los socialistas en la gestión de los problemas de esa sociedad por un lado, y la corrupción, por otro, son el fundamento del régimen andaluz. La corrupción sobrepasa todo lo imaginable en perversidad. No se trata únicamente de que ayer, por ejemplo, la Junta subvencionara una empresa donde trabajaba y seguirá trabajando la hija de Manuel Chaves, o que hoy se descubra que un familiar de Chaves haya actuado de intermediario o comisionista de la Junta, ni tampoco de que mañana alguien descubra y denuncie un nuevo fraude de cualquier ERE. Aunque todo eso es gravísimo, creo que lo peor es que la corrupción está concebida como un metasistema sin el cual es inconcebible el funcionamiento del sistema político, social y económico.
Prueba del lamentable estado de las instituciones es que Griñán, desde que llegó al poder hace menos de dos años, ha tenido cuatro crisis de Gobierno. Ahora se enfrenta, nada más y nada menos, que a la salida de su número dos, Luis Pizarro, quien ha reconocido que su dimisión obedece a discrepancias políticas de envergadura con el propio presidente Griñán. Pero, en mi opinión, la verdadera prueba de que el régimen está en almoneda es que lo reconozca el propio periódico de la Junta de Andalucía. Sí, sí, la cosa empieza a ser tan espectacular que hasta el periódico del PSOE se hace cargo de la crisis institucional de Andalucía.
El Paísde ayer, como si se tratara de un nuevo milagro de Pentecostés, es decir como si la noticia de la corrupción pudiera ser comprendida en todas las lenguas posibles, anunciaba que el PSOE está en bancarrota en Andalucía. Milagro. La capacidad de actualización, esa exigencia clave del Nuevo Testamento, ha llegado a El País. Es de risa si la noticia no reflejara una tragedia. En todo caso, he ahí la prueba de que la corrupción es tan brutal que no deja nada vivo. Se lo lleva todo por delante, incluso a El País. Lo verdaderamente novedoso es que un periódico, tan ideologizado como el diario de Prisa, es decir, tan dependiente de las consignas del régimen político andaluz, reconozca que el PSOE está sonado. "Va de crisis en crisis". Y él, o sea, ¿El País cómo está?