A más leyes y reglamentos, más conflictos.
A más funcionarios, más trámites, más opiniones, más incoherencia, más problemas y más inseguridad.
Hay algo mucho peor para nuestra sociedad que los atentados terroristas, que es la incoación de procesos judiciales espurios, fundamentados en discrepancias políticas, pero enmascarados como «defensa de la ley» o «defensa de los débiles», pues la persecución moral es una forma de asesinato social, que puede ser peor que la muerte biológica. Vivir apestado, exiliado, odiado y perseguido debe de ser más doloroso que cualquier disparo o tajo. Aunque también parece claro que sólo un ser moral puede sufrir daño moral. Los brutos inquisidores no parecen capaces de entender nada de esto.
No es incoherente, es muy coherente con sus intenciones, que ya están más que confirmadas.
Calificarlo de incoherencia es llevarlo a la categoría del error, de la equivocación, y eso es precisamente lo que más beneficia a los que vulneran las leyes.