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Emilio Campmany

También en esto, Bush tenía razón

Los detenidos en Guantánamo son terroristas a los que sólo es posible probar que estaban entrenándose para cometer atentados, de forma que, como en Estados Unidos no existe el delito de pertenencia a organización terrorista, serían puestos en libertad.

Obama dijo que acabaría con la política contraterrorista de Bush. Más concretamente, prometió cerrar Guantánamo y llevar a los allí detenidos ante la Justicia civil norteamericana. Sus argumentos no sólo fueron de naturaleza humanitaria, sino que se basaron también en ese realismo de la señorita Pepis que tanto gusta a los que se autoproclaman "izquierda moderada". Guantánamo, decía el presidente, es contraproducente ya que provoca tanta irritación en el mundo musulmán, que es el pretexto con el que Al Qaeda recluta tantos más terroristas de los que las fuerzas norteamericanas son capaces de detener. Dicho de otro modo, lo peor de Bush no es que su política fuera inmoral, lo más grave es que estaba equivocado desde el punto de vista estratégico.

El caso es que el candidato demócrata, a base de desacreditar Guantánamo, se las apañó para derrotar primero a Hillary Clinton, que no se atrevió a defender a Bush, a pesar de estar en esencia de acuerdo con él, y luego a McCain, quien, en actitud arriolesca, renegó de la política del anterior presidente como hoy Rajoy se sacude la de Aznar.

Pues ahora llega Obama y no sólo no cierra Guantánamo, cosa que prometió estaría hecha para enero de 2010, sino que ha dado orden de que los presos que quedan en la base sean puestos a disposición de las comisiones militares creadas por Bush y que Obama ordenó interrumpir. ¿Y dónde está ahora el peligro de que ben Laden se hinche a reclutar arrebolados musulmanes ultrajados por la ignominia de Guantánamo?

¡Pobrecito Obama! Él quiere, pero los poderosos no le dejan. Qué divertido es ver a nuestros medios de comunicación devanarse los sesos para encontrar el modo de explicar cómo puede ser que Obama, guapo y bueno, tenga en Guantánamo la misma política que Bush, malo y feo. Vean cómo lo hace el corresponsal de El País en Washington: "Obama se ha enfrentado a tres grandes problemas para cerrar el campo de detención: el hecho de que muchos países extranjeros hayan eludido acoger a los reos capturados en Afganistán; la negativa de los estados norteamericanos de aceptarlos en sus prisiones, y las dudas del sistema judicial civil de cómo juzgar a esos reos, muchas de cuyas confesiones fueron obtenidas con métodos que bajo la legislación norteamericana se considerarían como tortura".

El problema no es ese. El problema es que la mayoría de los detenidos en Guantánamo son terroristas a los que sólo es posible probar que estaban entrenándose para cometer atentados, de forma que, como en Estados Unidos no existe el delito de pertenencia a organización terrorista, serían puestos en libertad. Y, si no es por eso, lo serían por haber sido detenidos sin leerle sus derechos (cosa que no hicieron porque eran prisioneros de guerra, no delincuentes presuntos). Así que si Obama los hubiera llevado ante los tribunales civiles, la mayoría habrían quedado en libertad, campando libremente por el territorio de la Unión. ¿Cuál sería el futuro político de Obama si, como es lo más probable, uno de esos terroristas puesto en libertad por su culpa cometiera un grave atentado? Y en lo que a nosotros se refiere, ¿por qué tendríamos que acoger en nuestro territorio a gente que ni Obama en su adorable izquierdismo quiere encontrarse en las calles de sus ciudades?

Total, que también en esto de Guantánamo, Bush tenía razón. Esta vez no lo digo yo. Lo dice san Barack Obama, premio Nobel de la Paz.

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