El Estado de las Autonomías se inventó como carnaza para que los derrotados en la guerra civil y todos los que estuvieron agazapados durante cuarenta años se volcaran con plena dedicación a la destrucción de la España que tanto odian y se olvidaran de la República que tanto anhelaban. Se les dio la perfecta herramienta para realizar sus sueños.
Suárez cometió dócilmente ese cometido y en su inanidad intelectual creo que no llegó nunca a darse cuenta de que había abierto una gigantesca caja de Pandora.
No veo claramente el final de esta orgía aldeana, pero estoy seguro de que ha llegado demasiado lejos y tiene muy difícil solución pues el aldeanismo alicorto tiene unas raíces que llegan hasta lo más profundo del insconsciente colectivo donde mora el tribalismo ancestral del hombre de las cavernas.
En mi anterior comentario he cometido una falta de edición que semeja una de ortografía, horrenda. Debe decir "ha venido aplicándose", en vez de "a venido aplicándose". Discúlpeseme.
Siempre he pensado que, quien tiene en sus manos la educación de un pueblo, tiene su futuro.
Como vivo en Cataluña, ha llegado a mi conocimiento ésta simpática historia. Como creo que se puede extrapolar al País Vasco y a cuantas "naciones" nuevas pretendamos inventarnos, os la cuento:
TORTILLA TIBETANO-CATALANA SIN HUEVOS
En épocas de imperios, invasiones, guerras y batallas se sospecha –por los terrenos supuestamente cedidos- que Cataluña se cagó por la patilla. Desconocemos si disponían de menos bayonetas o simplemente si su capitán de batallón era vago, torpe, miedoso o incapaz de generar recursos bélicos, tan necesarios en esos tiempos.
También convendría saber en que años Cataluña fue nación –y no lo que ahora dice el estatuto- ya que entre esta etapa de pertenencia desde siglos a España y su pasado introducido como una más en la Corona de Aragón me hacen dudar de la existencia de la supuesta nación catalana.
Hoy tres apuestos libertarios –todos ellos catalanes- con relaciones de cobro directas o semidirectas con el estado español (Embajada, Instituto Cervantes…) han participado en un concurso callejero en Sanlitun –barrio moderno y occidentalizado de Pekín- con el fin inicial de cocinar la mejor tortilla española.
Dos decenas de curiosos de diversas nacionalidades ávidos por engullir nuestro preciado manjar y los tres tortilleros que aprovechaban su fama por un día y su micrófono con altavoz para intimidar a los presentes con historias para no dormir. Atónitos quedaron, ya que en vez de aprender a cocinar la tortilla española les informaron sartén en mano de que “Cataluña es un pueblo oprimido”, de que son “una nación” y de que “España es fascista”. Curiosa actitud la de estos jovenzuelos que deciden sabotear un concurso de tortillas para engrandecer y esparcir la mierda que generan ciertos personajes en su pueblo, que no nación.
Espero que algún día no sólo se encarcele al que viola sexualmente a menores y que a los profesores que en su día penetraron cerebralmente a todos estos acomplejados de hoy en día se les juzgue y condene. No me cabe la menor duda de que el dardo en la palabra taladrando el cerebro de mentes infantes es tan horrendo como la mano ansiosa que soba la entrepierna del mismo menor. ¡Cuántos ‘Duques de Feria’ de la falsa historia hay en las escuelas monolingüistas catalanas!
Casualmente y el mismo día los diarios nacionales escupen una noticia de traca. De chiste. Resulta que la Generalitat catalana paga a un investigador –catalán, por supuesto- para que confirme con diversas pruebas de adn que Cristóbal Colón, insigne descubridor, era catalán. Pues tras meses de intentos y mucho dinero invertido (¿qué pensarán los enfermos de cáncer de Manresa sin vacuna?) los resultados no casan como quisieran los energúmenos de la Plaza de Sant Jaume y antes de admitir el bochornoso fracaso anuncian a bombo y platillo unas nuevas pruebas “novedosas que esta vez si confirmarán que Colón realmente era Colom”. Yo propongo a los elegidos que si algún día se llega con claridad meridiana a esa conclusión se anule que España descubrió América y que todos los libros de historia y enciclopedias corrijan a la mayor celeridad –bajo amenaza de multa- tamaño error para que se reedite la realidad suprema: Los Països Catalans fueron los primeros en llegar a América, si us plau.
Mientras los tortilleros sin huevos seguían manipulando a los transeúntes sorprendidos de tanto coñazo.
-¡Queremos tortilla!, rogaban.
Eso si, un holandés mezclado entre el hambriento público deseoso de probar la tortilla española comentó en voz alta a los progres subvencionados por el estado.
-Amigos. Y ya que estáis aquí y defendéis la libertad de los pueblos por qué no rompéis una lanza a favor del Tibet. Que aparte de que os pillan más cerca, esos ni son chinos ni nada. Y además sufren en sus carnes la ira del gobierno local.
Los tres tortilleros callaron a la vez. En China defender la libertad del pueblo tibetano conlleva cárcel si eres local o expulsión del país si eres extranjero. Ninguno contestó y yo pensé que al haber echado todos los huevos en las satenes ya no les quedaban más para defender tan digna causa.
Lástima de aquellos profesores sodomizadores que sólo enseñaron patriotismo catalán. Lástima de la no existencia de la asignatura de valor.
En los tiempos, años ochenta, que se estaba planteando la ampliación de la CEE, de seis, a nuevos países, entre ellos España, se hablaba de un principio doctrinal según el cual la extensión debía estar acompañada de la profundización. En cierto modo, esa filosofía a venido aplicándose y, progresivamente, nuevas políticas comunes, con las consiguientes renuncias parciales de las soberanías nacionales, se han establecido en la Unión Europea. En esos mismos tiempos se empezaba a desarrollar nuestro Estado de las Autonomías. Algunas ventajas, ligadas a la descentralización administrativa, parecieron apreciarse pronto, y fueron aireadas con alborozo por la clase política periférica de todos los partidos. En particular, según pude observar de cerca, de la UCD. Por vivencias personales, soy especialmente sensible al sentimiento de "foraneidad", y propenso a la movilidad territorial. Entonces, me parecía que el nuevo sistema de organización territorial y política de España acentuaría progresivamente las diferencias entre las regiones autonómicas y que surgirían diferencias culturales, políticas y afectivas entre provincias vecinas, que hasta entonces habían gozado, en lo esencial, de una identidad común. Aunque parezca dicho a toro pasado, eso, que es lo que ha ocurrido, ya lo preví nítidamente. Según me parece, el grave error ha consistido en permitir el aborto de una de las dos partes del proceso, tal como debería haber sido concebido y aplicado: la profundización de las políticas y de los sentimientos nacionales comunes. Espero que, desde ya, ése sea el empeño de esta generación y de las venideras. Valdría la pena. Pío, mi admiración y afecto.
Don Pío, para mí sería una gran suerte estar bajo la batuta de un eje franco-alemán. Por lo menos habría mucha menos mangancia y bastante más dignidad en los dirigentes. !Ojalá sea cierto pronto!
"Españoles, os habéis quedado sin Estado. Reconstruidlo" (José Ortega y Gasset. 1931).
La principal objeción a lo de las autonomías es que no fue algo demandado por la sociedad española en general. Fue la extensión a toda España de algo demandado por ciertos sectores políticos de Cataluña y País Vasco, cosa a lo que se prestaron los partidos políticos de dimensión nacional cuando se les pusieron los ojos como platos al ver las posibilidades de manejar presupuestos, colocar gente y controlar a la sociedad que ese sistema les permitía.
Para mi, hay grandes preguntas que requieren contestación.
Una es ¿qué diferencia hay, de cara a la gestión próxima al ciudadano (el gran argumento que nos venden cuando quieren obviar el asunto nacionalista) entre las autonomías y una buena administración periférica del estado?
Otra pregunta es ¿cómo puede ser la sociedad española tan ingenua de pensar que todo el lío político de los nacionalismos se va a reducir a un arreglo de nomenclatura? ¿autonomismo? ¿federalismo? Los nacionalismos son esencialmente un acto de desprecio (utilizando de forma sesgada errores reales de la sociedad española y su trayectoria histórica) a España como realidad histórica y social. Por tanto, deben ser combatidos y combatidos desde un punto de vista moral. Pero no desde músicas celestiales de la tolerancia y la libertad. Sino desde el conocimiento ajustado de las realidades sociológicas españolas.
No sólo no es viable económicamente si no que políticamente supone a corto plazo,menos de 5 años, la disolución de la nación española.
Pretender que los políticos sean conscientes de ello, o que cooperen para acabar con las autonomías,es una pérdida de tiempo. Consecuentemente nos vemos en la tesitura de esperar a que graves acontecimientos exteriores y posteriormente interiores, nos aboquen a la disyuntiva de acabar con este sistema de grado, cosa muy improbable, o por fuerza.
El statu quo regional y mundial va a cambiar no tardando mucho. La disyuntiva estará pronto encima nuestro.
ANP
Dices:"... deben ser combatidos y combatidos desde un punto de vista moral..."
A mi se me ocurre que deben ser combatidos con todos los medios habidos y por haber, pues de lo contrario nos quedaremos sin nación, encerrados en nuestra región. Acabar con la chulería y el saqueo de los fondos públicos, por parte de las bandas políticas y sindicales separatistas, es una prioridad de salud pública y ponerlas fuera de la ley es el inicio.
Va de suyo que es imprescindible una política cultural y educativa que valore todo lo que nos une. Sin esto no hay nada que hacer.