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Rubalcaba, el catalizador

Sorprende que la oposición asuma con tanta docilidad los criterios de Rubalcaba sobre lo acontecido en el bar Faisán, entre otros tantos asuntos. Sobre todo cuando esos criterios son que aquí no ha pasado nada, como siempre que se trata de Rubalcaba.

Espon dijo el día 15 de Febrero de 2011 a las 11:11:

Lo que sorprende igualmente es que este editorial, como en el resto de los editoriales de los medios españoles, se haga referencia al chivatazo del caso Faisán quedándose en la anécdota y sin ir al fondo de la cuestión, como si el arbol les impidiera ver el bosque. Por supuesto que el chivatazo al aparato extorsionador de ETA tiene que ver con el resto de canalladas cometidas durante aquello que se llamó el proceso de paz: los informes de verificación de "paz" falsos, el asesinato de dos guardias civiles en Francia que Rubalcaba calificó de "tiroteo fortuito", las reuniones y negociaciones públicas con un partido ilegalizado, o la entrada de las listas proetarras de ANV en las elecciones de 2007.

Pero todo esto es insuficiente, porque todas estas canalladas están conectadas con el hecho de que el PSOE intentó hacer colar un estatuto de Cataluña que a duras penas el TC ha tenido que podar en sus aspectos más inconstitucionales y que se desarrolló paralelamente junto al "proceso de paz" porque forma parte del mismo lote. El caso Faisán, es decir la búsqueda delictiva por parte del PSOE de un apaño con la ETA, no es más que la estrategia socialista de diluir la nación española, desbordar la Constitución, legitimar al nacionalismo y a ETA y marginar al PP. Todo esto es lo que hay que decir cuando se habla del caso Faisán, de lo contrario no se entiende nada. Menos mal que nos queda Pio Moa.

Senex dijo el día 15 de Febrero de 2011 a las 11:04:

Ocurre, creo yo, que somos un pueblo insensible a los escándalos políticos, por más que, obedeciendo a sus propios intereses, sean aireados por los medios de difusión comprometidos. Como pueblo, en el contexto de la praxis democrática, adolecemos de una falta de virtudes, tan grave como la de nuestros políticos en el ejercicio de su función representativa. Sólo podemos constatar una reacción cívica relevante, y ello en la dirección errónea, cuando los sucesos del 11-M. Me temo que el asunto del Faisán, como tantos otros actualmente en el candelero, no produzcan gravámenes ni réditos políticos. Por eso, Rubalcaba está despreocupado y Rajoy, inoperativo.