El silencio sobre el 11-M
Que el PP, no todos pero sí bastantes de sus dirigentes, hayan optado por no desentrañar la masacre más terrible de la historia de España me resulta inexplicable y me hace intuir que la "razón" de Estado es algo más que una razón tenebrosa e inmoral.
Hay cosas en la vida que resultan inexplicables. El 11-M está entre las primeras de ellas. Ese día de 2004 alguien quiso matar a cientos o miles de ciudadanos españoles para conseguir algo. Y lo consiguió. A primeras horas de la mañana, unos trenes eran despedazados por unas bombas colocadas por aún no sabemos quiénes ni sabemos todavía por qué. Que un Estado, el Estado español, no haya querido saber quién fue y por qué fue es inexplicable. Que la Nación, la nación española, no quiera saber quién fue y por qué fue, es inexplicable. Y sin embargo, eso es lo que ha ocurrido. Que el PP, principal perjudicado político por los hechos, no haya hecho esfuerzos contundentes y extraordinarios por saber por qué fue y quién fue es inexplicable. No sólo se trata de víctimas, sino de ciudadanos. No solo se trata de muertos, sino de vivos, del futuro de los vivos en la sociedad española.
Al día siguiente de la matanza, ya se estaba diciendo en el PP que lo importante era mirar al futuro y no tener el 11-M como referente. Pero es indudable que de aquella tragedia surgió un cambio de Gobierno. Imaginen por un momento que un Gobierno de Rodríguez Zapatero o de González hubiera sido expulsado del poder por un atentado de estas características. Todo el PSOE, al unísono, hubiera hablado de golpe de estado orquestado por no se sabe quién para echar al PSOE del poder. El PP caló el chapeo, ni siquiera requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
Mirar al futuro... ¿Qué futuro puede tener un país que no honra a sus muertos por la patria? Fuese lo que fuese, desde un atentado planificado de ETA y ayudado por otros para cambiar al Gobierno que la estaba arrinconando o una conspiración de carácter internacional para cortar de raíz el renacimiento de una España poderosa en el Atlántico y en el Mediterráneo, el asesinato de españoles que iban a trabajar debió haber sido investigado hasta el tuétano. Por nuestra dignidad, por la justicia, pero también porque un Estado no puede permitir ciertas cosas sin ser rebajado al nivel de chiringuito de poder.
Sólo por esas víctimas ignorantes de por qué fue y quién fue, ya sería necesario un cinco a las cinco. Si además contamos los muertos de ETA y otros muertos por otros grupos, el cinco a las cinco debería ser algo perpetuo, un día de las víctimas consagrado por una patria decente para su memoria eterna.
Que el PP, no todos pero sí bastantes de sus dirigentes, hayan optado por no desentrañar la masacre más terrible de la historia de España me resulta inexplicable y me hace intuir que la "razón" de Estado es algo más que una razón tenebrosa e inmoral. En este caso, es cobardía.
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