Pues servidor no desea otra cosa que cuestionar el Estado de las autonosuyas y cambiarlo para que dejen de mamar tanto inepto y esto funcione medianamente...
Así que tendré una duda a la hora de votar.¡Mecachis!.
Pues servidor no desea otra cosa que cuestionar el Estado de las autonosuyas y cambiarlo para que dejen de mamar tanto inepto y esto funcione medianamente...
Así que tendré una duda a la hora de votar.¡Mecachis!.
Mire, señor Domínguez, el estado autonómico no es cuestionable, porque su diseño va a ser la tumba de la izquierda y de los nacionalistas y lo va usted a ver dentro de 4 meses, el próximo mayo. El terrible disparate de las comunidades autónomas, no deja de tener aspectos positivos y a mi se me ocurren dos. Uno, la división autonómica diluye las aspiraciones nacionalistas. Si hay algo que fastidia a los nacionalistas es el hecho de que Euskadi o Cataluña institucionalmente son lo mismo que La Rioja o Murcia. Es cierto que se han cedido competencias que jamás tuvieron que transferirse, pero siempre será más facil quitarselas a todas las comunidades mediante un mecanismo centralizador, que hacerlo con dos de ellas. El gran error de nuestra transición hubiera sido ceder una autonomía especial a Cataluña y Euskadi, que les hubiera conferido una categoria especial al resto de España, desde la que habrían seguido haciendo exigencias, pues los nacionalistas son insaciables. Sin olvidar que el propio hecho autonómico se ha vuelto contra el nacionalismo en el País Vasco, al obligar al PSE-PSOE a realizar un pacto con el PP vasco para configuarse como alternativa al nacionalismo. Ojalá los socialistas catalanes tomaran ejemplo.
Y dos, la división autonómica permite visualizar a la opinión pública la diferente gestión que realizan la izquierda y la derecha. La división autonómica permite a la derecha disfrutar de un poder regional desde el que mostrar su gestión y callar la propaganda izquierdista sobre el miedo a la derecha. Repitiendo lo del párrafo anterior, si hay algo que fastidia, molesta e irrita a la izquierda es que la derecha gestione comunidades tan importantes como Madrid o Valencia, o que obtenga mayorías tan aplastantes en otras comunidades como Murcia. Comunidades donde el PP no se come a los inmigrantes, donde el PP gestiona bien la educación y la sanidad, comunidades que en general, están mucho mejor que las pobres y atrasadas comunidades donde el PSOE lleva 30 años gobernando. Murcia es el ejemplo de la rabia e impotencia que siente la izquierda ante la imposibilidad de arrebatar al PP el poder regional, poder regional que para la derecha es mano de santo a la hora de obtener el poder nacional. He aquí, desnudo, el corazón de la cebolla.