Espero que el texto que voy a reproducir a continuación no interese sólo a los que estamos, directamente o través de alguna relación personal, vinculados a la “cosa” audiovisual española. De las magníficas memorias “Respetable Público” de don Mariano Ozores, que tuve la suerte de comprar al peso (¡al peso! mientras las “novelas” de Maruja Torres se venden a 20 €…) en un centro comercial:
“Ya en 1984, pasadas las fiestas, empieza a funcionar la Ley Miró, que no añadía grandes cosas a las normas por las que nos regíamos las gentes del cine, salvo la facultad de conceder unas subvenciones económicas sobre proyectos, que estudiaría una comisión de profesionales nombrada por la Dirección General. Nada que oponer a la idea SI NO FUERA PORQUE LA DIRECTORA GENERAL TENÍA DERECHO DE VETO a las decisiones de dicha comisión. En la práctica, las subvenciones sólo se concedían a productoras afines políticamente al partido en el gobierno y como estas no eran muchas empezaron a surgir nuevas productoras creadas por personas simpatizantes con el partido y con Pilar Miró. No hay pruebas, pero sí sospechas de que, al presentar la documentación, los recién creados productores incluían nombres de actores y directores que se sabía que eran bien vistos en la Dirección para que su proyecto fuera aprobado. Naturalmente, esos directores y actores, que sabían que la película saldría adelante gracias a la inclusión de su nombre en el boceto, empezaron a subir sus pretensiones económicas, con lo que los presupuestos (…) subieron hasta hacer, en la mayoría de los casos, difícilmente la amortización de una película. Muchas productoras clásicas, al saberse discriminadas en la concesión de esas subvenciones, dejaron de hacer cine total o parcialmente.
(…) Pilar (Miró) ya había hecho unas declaraciones en anterior ocasión en las que decía no explicarse cómo era posible que yo estrenara todas mis películas nada más tener copia estándar y en los mejores cines de España, mientras ELLA NO ENCONTRABA LOCALES DE PRESTIGIO PARA EXHIBIR LAS SUYAS. Por eso no me extrañó que en una reunión de la citada comisión que ella presidía dijera que A MARIANO OZORES NUNCA SE LE CONCEDERÍAN SUBVENCIONES PORQUE HACÍA UN “CINE PARA FONTANEROS”. (…) uno de los miembros de la comisión, Luis Méndez, le dijo que debería haber muchos fontaneros en España porque mis películas batían récords de asistencia a los cines.
Mientras Pilar Miró fue directora general, nunca se le concedió una subvención a una película en la que de alguna manera estuviera incluido mi nombre. Pilar Miró dimitió de su cargo en el ICAA (…) en diciembre de 1985, coincidiendo con una encuesta publicada por el Ministerio de Cultura en el que se hacía ver que LA ÚNICA ACTIVIDAD CULTURAL QUE HABÍA DESCENDIDO EN ESPAÑA ERA LA ASISTENCIA DE LOS CIUDADANOS AL CINE.”
Unas páginas antes, relatando un momento previo, comenta Ozores: “Visité a Pilar Miró, que aún no estaba introducida en política, y me dio un guión que a mis socios no les gustó, por lo que se lo devolví. Quizá esa fuera una de las razones de su actitud hacia mí tiempo después.”
Muy ilustrativo de los efectos perniciosos de las subvenciones sobre la libertad del individuo y del mercado, y de cómo las subvenciones hacen "subir el pan" y del porqué los suciolistos se terminar cargando todo lo que pillan.
Gentuza
Grandísimo Mariano Ozores