Dice este editorial:
"Si hoy se celebraran las elecciones, es muy probable que Mariano Rajoy las ganara. Dentro de un año, dependerá de la habilidad de la maquinaria propagandística del PSOE"
Yo añadiría, en la línea de Ekaizer, que también "dependerá de la maquinaria golpista del PSOE, acreditada en relevantes y resonantes episodios en los últimos 100 años". Recordemos aquello de que "si hay que hundir otro Prestige", se hará". Gente que no tiene título ni experiencia alguna para ganarse la vida en sl sistema productivo es capaz de cualquier cosa: DE CUALQUIER COSA.
Aunque admito que lo democraticamente honesto sería que las declaraciones políticas y los programas electorales definieran con precisión y amplitud las líneas maestras de, si llega el caso, las acciones de gobierno posteriores, puede ser, y así lo creo, que la estrategia partidaria para alcanzar el triunfo en las urnas no pase por la enseñanza previa de todas las cartas. Los Gobiernos de Zapatero no se han caracterizado precisamente por la armonía entre declaraciones programáticas y acciones de gobierno, y será por el juicio que le merecen estas últimas por lo que el pueblo no, o sí, le renovará su confianza. Yo exculpo, aunque sin llegar a tanto como a votar al PP, a Rajoy por la tibieza de sus definiciones programáticas, hasta hoy. Espero que albergue en su pecho el auténtico programa de gobierno, dotado de la suficiente rotundidad y eficacia para enfrentarse a las graves situaciones que, si llega el caso, tendrá que afrontar, incluyendo, en primer lugar, la derogación, sustitución y/o suspensión de gran parte de la reciente elaboración legislativa zapateril. Y si no llegara a tener los apoyos parlamentarios necesarios; es decir, sin contar con los partidos nacionalistas, que renuncie a formar Gobierno, y que lo haga el PSOE. Aunque parezca duro el aceptarlo, será señal de que el momento de nuestra necesaria catarsis nacional aún no habría llegado.