Así nos va en España.
¿Qué es lo que Vd. quiere, Sr. Maestre?
No puedo entender que haga comparaciones porque no son creíbles.
Se ve que Vd. no ha acertado en el tema de hoy. Parece escrito, por escribir algo. Con profesionalidad, sí pero sin fundamento.
Así, que no puedo estar esta vez de acuerdo con Vd.
Medite, y comprenderá que no deben ir por ahí sus tiros.
Aznar tambien fue un gran censor con los medios de comunicación, que no soportaba la menor crítica (Pregunten a FJL y LH), pero en el partido permitía alguna opinión en contra.
El Gran Timonel de Génova no permite ni eso. Si no perteneces al sorayismo te aparta y al final te da la patada.
Ya me imagino el nuevo gobierno gavioto con Mariano, Soraya, Pons, Moragas y cía.
Para salir corriendo.
Conviene recordar que Cascos ha protestado por la indefensión y vejaciones sufridas, no por no haber sido elegido. No ha lugar lo de "los mismos métodos". No recuerdo ninguna situación similar en el PP en su época.
Siento gran admiración, respeto y hasta simpatía hacia don Agapito Maestre, a quien intento escuchar en todas la tertulias radiofónicas y televisivas posibles, y con el que coincido en la mayor parte de sus argumentos políticos y morales. Pero en el artículo que antecede creo se pasa un poco respecto a la semblanza que hace del presidente del PP y de su política activa.
Entre bambalinas he oído comentarios acerca del porqué de la actitud política, aparentemente pasiva, del jefe de la oposiciòn, según los cuales la intención política de Rajoy, hoy por hoy, es mostrarse como un político tolerante, conciliador, poco agresivo, poco contundente con la política que viene desarrollando el partido gobernante, con la únicatra excepción de la relativa a la economía.
Tal actitud obedece a que para Mariano Rajoy, cuya capacidad intelectual y política está fuera de toda duda, lo primordial es conseguir en un futuro que se presenta próximo la presidencia del Gobierno Español, lo que, por otra parte es su obligación, para lo cual necesita atraer para su candidatura, en su día, un millón de votantes de entre los ámbitos del centro izquierda, e incluso algunos de la izquierda misma, imprescindibles para, en su día, poder gobernar, por encima de los votos fijos de la derecha y centro derecha que ya tiene. Y ello, además, por su calidad de jefe de la oposición de la que le deviene su obligación de intentar por todos los medios lícitos posibles llegar a la presidencia del Gobierno. Será entonces, señor Agapito Maestre, cuando las críticas que usted deja escritas en su artículo carecerán ya de sentido.