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José Antonio Martínez-Abarca

La "Ceja" se suicida

La Ceja, en su leninismo residual, cree que los internautas son una especie de colectivo intoxicado y alienado por la Reacción, que por motivos políticos quiere acabar con la sociedad de progreso y sus correspondientes intelectuales multimillonarios.

Los del "lobby de la ceja", como lo llama este periódico, son tan estúpidos, tan sectarios, tan clausurados y por supuesto tan suicidamente peseteros que por pretender "poner en valor" su obra se van a quedar sin obra. Tengo para mí que las webs de descargas lo que hacen no es robar al creador, sino darlo a conocer. Crearle un mercado que de otra manera no lo tendría. Las webs de descargas le hacen un favor al creador, precisamente al considerarlo y exponerlo al gran público como creador. Si tu obra la conocen cien millones de personas de gratis, puede que diez mil compren lo tuyo luego. Si le cierras lo tuyo a esos cien millones de personas y quieres dirigirte exclusivamente a esos diez mil que pasan por caja, comprobarás que ya no serán diez mil sino, si acaso, diez. Porque los de la Ceja no estaban viviendo del prestigio de sus eximios nombres que sólo ser pronunciados dejan a la masa turulata y dispuesta a cualquier sacrificio por ellos,
sino precisamente de que, aunque todavía no lo sepan, han tenido que renunciar a sus derechos de autor para poder mantenerse en el mercado global como autores.

Si no fuese por las redes de gratis total luego nadie le pagaría a los ramoncines o los bosés por hacer bolos o por salir detrás de una pancarta, porque a ver cuántos pasarían previamente por caja, a veintitantos euros el cedé o el deuvedé, para conocer el legado que dejan a la civilización Occidental. Si creen que el mercado va a volver a ser lo que era cuando no existía internet y, de paso, cuando la gente tenía dinero para gastar en lo suyo, van arreglados. Si alguien ha decretado, con acierto a mi ver, el fin del periodismo tal como se venía entendiendo y la escasez terminal que abruma al sector, no dejemos muy lejos lo que ocurrirá con el "lobby de la ceja" en cuanto no haya otra forma de acceder a lo suyo que rescatar comportamientos pretecnológicos, como pagar un perral por lo que en la mayoría de ocasiones no lo vale en absoluto. La curiosidad de la gente, que es limitada, se mata a golpe de billetera.

La Ceja, en su leninismo residual, cree que los internautas son una especie de colectivo intoxicado y alienado por la Reacción, que por motivos políticos quiere acabar con la sociedad de progreso y sus correspondientes intelectuales multimillonarios, alentando a las masas de "frikis" y "otakus" internáuticos (el nuevo campesinado ignorante según estos revolucionarios), para bajarse sus obras maestras sin pagar. Piensan que, una vez eliminada la intoxicación obligando a las masas ignorantes a que, si quieren seguir la imprescindible evolución artística de nuestros creadores, les sufraguen su quinta o sexta residencia de diseño, todo volverá a su cauce y en la sede de la SGAE se podrá bucear en el dólar como en la piscina del Tío Gilito. Pobres, no se quieren enterar de que su tiempo como exclusivos vendedores de cultura fina pasó, que no se puede detener lo imparable, que sólo se han podido mantener gracias a que se los podía conseguir gratis y que la achuchada contemporaneidad sabrá sobrevivir sin sus imprescindibles ideas. Cuando se den cuenta de su inmenso error y quieran volver a dar lo suyo gratis, a lo mejor ni siquiera así lo colocan.

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