He leído con mucha atención el artículo.
Varios comentarios:
En primer lugar no he leído el libro al que se refiere.
Agradezco al autor que deje un resquicio de aire a la información interna de la firma, dando por descontado lo inhabitual que es.
De la práctica de este tipo de firmas ni que decir tiene que estoy de acuerdo con unas cosas, y con otras no tanto.
Sé que el artículo necesariamente ha de ser breve pero se apuntan detalles muy reveladores de los que me queda gran curiosidad por conocer con más detalle.
Insisto en animar a quien tenga conocimiento suficiente para realizar algo similar con P.W. porque las historias paralelas de Plutaco son muy didácticas.
Espero que este tipo de firmas tan relevantes e influyentes aprendan de la historia para no incurrir en errores sistemáticos.
A todo esto no es desdeñable la influencia de este tipo de empresas en la crisis que nos aflige y que parece que, con gran habilidad, pasa desapercibida.
Atentamente
Accenture en la actualidad no es una consultora. Más parece una empresa de trabajo temporal encubierta, con filiales como Coritel, dedicada al bodyshopping y la subcontratación de personal. Es una empresa de tercerización, pero en su modalidad de tercermundización. La tercermundización consiste en trasladar al tercer mundo todo tipo de actividades, como si todo fuese cuestión de mano de obra barata y fuerza bruta. Es un offshoring radical, sin más interés que multiplicar la burocracia y maximizar el esfuerzo, clavando el diente en la yugular las empresas para maximizar así los ingresos a corto plazo. No se qué orígenes tuvo Arthur Andersen, pero deben tener poco o nada que ver con lo que Accenture es hoy.