Nos referimos muchas veces aquí al idioma inglés porque viene a ser el latín de nuestra época, más todavía en el primer destino turístico del mundo que es España.
Jaime J. Carvajal (Reino Unido) se maravilla de algunos anglicismos que proliferan en el español actual. Cita "chutar" (de to shoot = disparar), "váter" (de wáter closet = cuarto de baño, aseos) o "testar" (de to test = comprobar, verificar, medir). A mí me gusta más "testear", como se dice en América. Son incorporaciones útiles, más que nada porque están muy extendidas. Al mismo tiempo, los norteamericanos utilizan frontier (de "frontera", en el sentido de tierra de nadie que se puede conquistar), siesta o cafetería. Son palabras claramente españolas, ahora universales a través del inglés. Un idioma vivo y saludable es el que intercambia palabras con otro. En San Sebastián acabo de ver un bar (palabra inglesa) del bulevar (palabra francesa) que se llama Relojberri. Berri es "nuevo" en vascuence. El bar se ha instalado frente a un reloj emblemático de la ciudad, que ha sido restaurado.
Fernando Pulin añade algunos anglicismos del Caribe (aunque sería mejor decir de las Antillas, pues la gente vive en la tierra, no en el mar). Por ejemplo, en Cuba dicen "jaba" (= bolsa de plástico, de hand bag). En Puerto Rico han acuñado un nuevo insulto: "bulsitero", de bull shit (= boñiga). En mis recuerdos infantiles de un pueblo de Castilla, las boñigas eran algo valioso, por lo que me resulta difícil de comprender que sea un insulto. Vean mis Memorias para que puedan apreciar ese aspecto ponderativo del estiércol en el ambiente campesino tradicional. No sé cómo llaman los hindúes a las boñigas de vaca, pero para ellos se trata de un elemento muy positivo de la vida rural, no solo como abono sino como combustible.
Antonio Maizcurrena me cuenta divertida confusión de dos españolas que fueron a Londres para perfeccionar su inglés. Entraron a comer en un Fish & Chips (comida rápida) y pidieron "pollo con patatas", pero dijeron "cock and chips". Efectivamente, cock es "gallo o pollo", pero es una palabra tabú para designar groseramente al pene. Curiosamente, en español es "polla"; extraña asociación con las gallinas. En los niños puede ser "pajarito".