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Amando de Miguel

La magia de los nombres propios

No sé por qué las regiones reciben el rimbombante nombre de "comunidades autónomas", cuando no son ninguna de las dos cosas. Ni siquiera el Estado español es plenamente autónomo; no puede emitir moneda, ni devaluarla, ni declarar una guerra.

Juan Ramón Iturriagagoitia cuenta que, debido al trabalenguas de su apellido, la Universidad de Georgetown le concedió dos títulos de maestría. Uno de ellos fue con un apellido parecido y el otro, corregido, con su versión auténtica. No deja de ser curioso que una cosa como el nombre propio o el apellido, tan definidora de la personalidad de uno, se atribuya sin consultar al interesado. Bueno, tampoco podemos elegir la edad que tenemos o el lugar donde hemos nacido.

Jaime Medrano asegura que se ha sentido avergonzado ante este cartel situado frente al Palacio de la Presidencia en Logroño: "La Rioja, la tierra con nombre de vino". También se podría haber dicho algo así de Burdeos o de Jerez de la Frontera. Me sumo al horror que produce un lema de ese estilo. Don Jaime tiene también razón en que La Rioja se extiende más allá de la comunidad con ese nombre. Además, esa comunidad abarca tierras que no son riojanas. Puestos a ser finos, añado que no sé por qué las regiones reciben el rimbombante nombre de "comunidades autónomas", cuando no son ninguna de las dos cosas. Ni siquiera el Estado español es plenamente autónomo; no puede emitir moneda, ni devaluarla, ni declarar una guerra.

David Humara Obregón (Cantabria) critica severamente a Mary Paz Velázquez (Cádiz), a la que le suena más el gentilicio de "montañés" que el de "cántabro". Supongo que no hay que llegar al insulto por preferir uno u otro gentilicio. Personalmente prefiero el de "montañés", porque así lo son Pereda, Menéndez y Pelayo o Laínz, por citar tres luminarias de las Letras. Pero si se dice "cántabro", pues tan amigos.

Alfonso Díaz-Agero especifica que la famosa doña Godina era la terrateniente más rica de España en el siglo VIII. Era la viuda del desdichado don Rodrigo. Se casó con Muza, el moro que vino en auxilio de Witiza y luego conquistó Al Ándalus. Esperemos que Julia Navarro o Isabel San Sebastián escriban un novelón sobre las andanzas de la tal doña Godina. Supongo que era de armas tomar.

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