Me sumo al coro de aplausos.
No se me había ocurrido mirar el asunto zapatero desde esta óptica del primitivismo.
Ahora don Alberto, no desestime la maldad del individuo, anudada a la maldad e historia del socialismo.
Gracias por este artículo...es de lo mejor que he leido ultimamente... explica a la perfección la psique de un elemento como el que, gracias a un sistema electoral penoso y un atentado muy oportuno, está sentado en La Moncloa.
Y tambien de esa mayoria que le votó y ,que ahora, enfadad pero sin entender nada de lo que está pasando, va a votar a otro especimén un pelín, solo un pelín, mas evolucionado...
Antológico artículo, don Alberto. Ha retratado Vd. admirablemente la mentalidad de un animal que evolucionó formando parte de pequeñas bandas de cazadores-recolectores muy emparentados genéticamente.
Hayek ya señaló el problema del paso de esas sociedades pequeñas y cerradas a las extensas y abiertas actuales. Ese espíritu de banda permanece en nosotros, y sólo una cultura avanzada, una civilización, puede contrarrestarlo y permitirnos disfrutar de la extensión de la cooperación que supone el comercio, el imperio de la ley, el mercado y las innumerables instituciones encontradas por la evolución de la cultura.
Esas artificiales instituciones ponen dique y encauzan nuestros instintos naturales poniéndolos en la buena dirección de la autoorganización, pero son muy sensibles a la demagogia y la barbarie. Hoy todo es destruir esas instituciones: familia, moral, responsabilidad, respeto a los mayores, etc son minadas sin ser sustituidas por nada salvo constructos teóricos retóricos y vacios que halagan nuestros bajos instintos. Halago institucionalizado y profesionalizado por una clase política parasitaria de esa descomposición social.
"...hay que empezar a liquidar niños y ancianos, porque a la larga no va a haber para todos."
Pues va a ser verdad, de ahí la lógica de promover el aborto y la eutanasia, ahora lo he entendido.
Dios mío, qué pedazo tarugo tenemos de presidente. Este quiere arruinar Occidente porque así cree que ayuda al 3º mundo.
Sabía que era tarado pero no tanto.
Mi más cordial enhorabuena a D. Alberto por poner en negro sobre blanco y de forma tan directa -que para mí constituye lo mejor del artículo- lo que muchos sabemos desde hace tiempo, aunque la misma idea pueda ser expresado en mil formas distintas. Por ejemplo, la conocida tesis de que es imposible ser simultáneamente Socialista, Inteligente y Honesto.
Sin embargo, voy a permitirme disentir ligeramente de la tesis del autor, que compara a ZP con esos homínidos, porque el suyo es un caso especial que tampoco puede encontrar un paralelismo siquiera aproximado en esas sociedades primitivas.
Me refiero al hecho de que siendo cierto el panorama que describe D. Alberto, el hombre primitivo tenía constancia de primera mano y muy directa -podríamos decir que en sus propias carnes-, del valor de los frutos; de la carne que consumía y/o de las pieles y otros bienes que repartía con los miembros del clan para garantizar la supervivencia de la tribu. Seguramente serían muchas las ocasiones en que una partida que saliera de caza o recolección, volviera diezmada y malherida como consecuencia de la resistencia de las presas, del peligro de sus métodos de caza o sencillamente del ataque de otros depredadores, serpientes, Etc. mientras intentaban recolectar esos frutos que en contra de lo que algunos se figuran, tampoco nacían en las estanterías de los supermercados o en los jardines del Edén que acostumbramos a ver en las escenas Bíblicas.
Así pues, cuando un cazador compartiera un trozo de tasajo con un anciano o con un niño, conocía muy bien el valor de lo que ofrecía y porqué lo hacía. Esto seguro de que incluso en aquellos limitados cerebros ya cabía la idea de que los jóvenes y las mujeres representaban la supervivencia de la tribu y los ancianos la experiencia y el consejo que en ocasiones quizás habría salvado su propia vida.
En contraste con lo anterior, el Sr. Zapatero es el arquetipo de ciudadano -aunque sería más exacto denominarlo subproducto- de la sociedad actual, que como diría mi abuelo, jamás ha dado un palo al agua; que no tiene la más mínima noción del valor del dinero y en consecuencia de los bienes que consume. Porque jamás ha colocado el producto de su esfuerzo en el gran bazar de la vida, para comprobar el monto de la recompensa que podría obtener a cambio.
Los personajes de este tipo no es que sean primitivos, es que tienen la suerte -o la desgracia- de que la sociedad les ha permitido vivir en un mundo totalmente alejado de la realidad. Es un mundo onírico y fantástico en el que los ríos manan leche y miel, aunque momentáneamente, por acción de los Hados malos, algunos se hayan secado -no los que él utiliza a diario-. En consecuencia, bastan unos conjuros para que con un poco de suerte, se restituya lo que ellos suponen es el "orden natural" de las cosas y la tribu pueda seguir la fiesta. Más aún; incluso regalar cántaras de leche, trigo y miel a todas esas tribus vecinas que son "más desfavorecidas" por causas que ellos mismos no llegan a entender muy bien.