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José Antonio Martínez-Abarca

Ojalá sólo robasen y matasen

¿Todas las hambrunas, las purgas, los genocidios, los desastres que en el mundo han sido? Los records están para ser superados. Y concretamente tienen toda la pinta de ir a superarse en España. Pronto.

Ya nos conformaríamos ahora con un Gobierno o un Estado (con el PSOE siempre es la misma cosa) que sólo robara y matara. Dijo el mismísimo Aznar, ese al que cada día que pasa las proporciones se le agigantan, durante un resuello del pádel, aquello de "nosotros no robamos ni matamos, ¿te parece poco?". Lo que nos parecería bastante, tal y como está España, no es que hubiese un Gobierno que no robara ni matara, sino al contrario, que se limitase con verdadera unción a eso, al fin y al cabo distracciones burguesas con que ocupar el tedio de una sociedad satisfecha, pecadillos veniales de las alcantarillas de Interior comparado con lo que sabemos que tenemos encima. Que consiste en que todavía no sabemos lo que tenemos encima.

Hace años que Zapatero hace parecer a Felipe González, por comparación, eso de "el gran estadista español del siglo XX" como lo define entusiásticamente, tal vez yéndosele un poco la mano, apenas resbalando en el folio, Luis María Anson. Y eso que nos dejó mayor porcentaje de parados que el que disfruta muy a su sabor Zapatero. Pero al menos aquellos parados sabían que si se descuidaban de un rato para otro no se iban a encontrar, con la apertura de la bolsa del día siguiente o con alguna declaración aproximadamente alemana, con que alguien les había quitado su país de debajo. Ahora vamos por que Zapatero hace que, comparado con lo suyo, el caníbal Bokassa sea tenido por vegetariano vegano y que una pandemia de peste negra parezca un "haiku" sobre la floración de los almendros. Todo se queda demasiado corto. Estamos ante un verdadero campeón, quizás el mayor de la historia mundial reciente, y no precisamente de aquello que le acusó Rajoy en célebre sesión en cortes, "del talante". Ya lo decía Woody Allen ante las espectaculares cifras del Holocausto: "los records están para ser superados".

Pues sí, señor Aznar, las cosas han cambiado algo desde sus tiempos: ya nos parece muy poco, en efecto, un Gobierno o un Estado que sólo robe y mate. Pregunte usted por ahí, en la barra de cualquier bar. Incluso estaríamos dispuestos a tener a unos políticos que robasen, matasen y arruinasen con un cierto orden y concierto, con algún criterio criminal (¡si lo que pedimos es sólo que tengan algún criterio!), con tal de que además no finasen con el país hasta los cimientos. Las cosas van a tal velocidad abismante en las últimas semanas, que las propias palabras de Aznar sobre que "éstos se han pulido el país", que tienen apenas unos meses, quedan hoy excesivamente modestas. Hoy esas palabras de Aznar, tenidas por golpistas hace media siesta, podría pronunciarlas cualquier gran empresario pelota durante una reunión tumultuaria en Moncloa sin que a nadie de los presentes se le subiera la ceja. Y no ya empresarios pelotas.

Veo en la tele, en uno de esos programas de humor de donde hoy se saca en exclusiva la "praxis" política, al presidente del Congreso Pepe Bono decir al gracioso de la alcachofa que el mejor presidente en España no es el que le ha puesto ahí, y advierto que incluso el melifluo manchego está a cinco minutos de exclamar eso de que "éstos [por los suyos] se han pulido el país". Hoy todo lo que se pueda decir se queda escaso. Las proporciones del escenario que nos viene son tan inimaginables como el concepto de infinito, Dios o la muerte. Ya no estamos jugando al mismo juego de siempre, sino a uno desconocido. ¿Todas las hambrunas, las purgas, los genocidios, los desastres que en el mundo han sido? Los records están para ser superados. Y concretamente tienen toda la pinta de ir a superarse en España. Pronto. ¿Por qué no se limitarán a robar y matar, de nuevo?

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