Lo que Hayek y Cicerón pedían ya está hecho. Una gran mayoría de los ciudadanos españoles se han "sometido a las instituciones", a la vez que han depositado sus esperanzas en ayudas y subvenciones, dando a dichas instituciones el grado de "teta", a pesar de su falta de "funcionalidad, por muy absurdas que nos parecieran" sus actos o legislaciones. Como prueba, me remito a ese zp que ganó gracias a sus 400 euros, cheques-varios, y mucho más.
Sabemos qué quieren nuestros dirigentes. Un "1984", poco a poco, paso a paso. Pero sabemos muchas más cosas de ellos.
Ineptos, iletrados, sin experiencia, viviendo en su "burbuja", no conocen a este pueblo ni los hechos de sus antepasados. Y como otros hace mucho tiempo, de dentro y fuera de la nación, creen que pueden doblegar la sangre que corre por nuestras venas. La que se enciende cuando vemos lo que se explica en este editorial, y otras noticias.
¿Acaso no sentís ese ardor ante tanta injusticia, tanto latrocinio, tanto descaro a la opinión pública?. ¿De dónde creéis que salen esos pitidos y quejas a la casta dirigente, cómo ya pudimos ver por televisión?.
Pues que sepan que algunos no nos vamos a doblegar. Me considero ya un rebelde civil. Me niego a cumplir sus normas impuestas. Sólo haré lo que considere no atente contra el resto de ciudadanos, y punto.
Este Proyecto de Ley, si llega acristalizar, puede tener más consecuencias de las que se andan comentando. Se me ocurre que, entre ellas, los apellidos castellófonos -sociológicamente menos favorables en ciertos entornos- tenderán a desaparecer, como ya lo han hecho los nombres de pila, de los nomenclátor de los países que todos sabemos. Si eso fuera así, sus efectos no serían tan baladís como se presume. Una vez puesta su particular guinda en el pastel, la Ley haría las delicias de euskaldunes, catalans y galegos; aunque a algunos muy puristas les pueda molestar la popularización de sus didtintivos apelativos étnicos.
He estado calculando un poco por encima.
Si se aplicara este criterio, en una generación no, pero en dos generaciones se habrán perdido un 23% de los apellidos que empiecen por Z, y en la tercera se perderían más del 85%.
No he seguido más el cálculo, ya lo haré, pero calculo que en la cuarta sólo quedaría algo menos del 2% de apellidos que empiecen por Z, habiéndose perdido más del 98%.
Me parece una estupidez tan grande, que me parece vergonzoso que gasten el tiempo en semejante tontería, pero ya que se empeñan, por lo menos enseñémosles algo que cualquier persona inteligente sabe:
NO SE PUEDE decidir el orden de los apellidos utilizando el criterio del orden de los apellidos. ¡Sólo a un ignorante se le ocurriría!
Si quieren un criterio que no genere sesgos ni ponga en riesgo apellidos tan queridos como Zalamea, Zuloaga, o tan ... como Zapatero, que use un criterio que no tenga que ver con los apellidos.
Por ejemplo, podría ser la edad de los padres, pero como sé que alguno dirá ¡es que los hombres son siempre mayores que las mujeres! pues propongo que decida el día de cumpleaños de los padres.
El que cumpla años antes, sea cual sea el año en que nacieron.
¡Eso sí que sería aleatorio, y totalmente contrario a las costumbres y a las tradiciones, como a Zapatero le gusta!
Un matrimonio ( o pareja) tienen una niña. Por acuerdo mutuo o por prevalencia alfabética del apellido de la madre, deciden ponerle como primer apellido el de la madre. Esta hija se casa, y tienen hijos; como ella y su marido son conservadores, respetan la prevalencia del apellido paterno. A su vez, tienen hijos y, que a pasado con el primer apellido de su abuela, que era el de su madre. Pues que ahora es su tercer apellido. Es decir, a freír espárragos toda la maniobra de la abuela. Eso sin contar que a la hija ( de la abuela) no le guste el apellido de la madre y al llegar a la mayoría de edad decida hacer un cambio y poner el de su padre primero. ¿ No es mejor ahora en que el hijo ( que al fin y al cabo es quien lo va a llevar durante toda su vida, si lo desea lo cambie a partir de tenga la mayoría de edad?. Menudo lío van a formar y cuantas peleas matrimoniales van a propiciar. Como no hay cosas urgentes e importantes en que ocuparse.