Obama: una paliza "planetaria"
Hace dos años la mayoría defendía que "el Gobierno debe hacer más para solucionar los problemas"; hoy son mayoría los encuestados que hacen suya la idea de que "el Gobierno está haciendo demasiadas cosas que es mejor dejar hacer a empresas e individuos".
Una "paliza". Así ha tenido Barack Obama que calificar los resultados de los comicios legislativos celebrados este martes en EEUU, que han concedido una amplia victoria al Partido Republicano, al lograr el control en la Cámara de Representantes y avanza seis escaños en el Senado. Y no es para menos: los republicanos necesitaban 39 escaños para hacerse con el control de la Cámara Baja, pero al final se espera que su avance sea de 60 puestos. Un margen de victoria que los republicanos no habían conocido desde la "revolución conservadora" de 1994, cuando llegaron a sumar 53 escaños en la parte del Congreso con mayor responsabilidad en materia económica. Tal vez nada refleje mejor la razón de este cambio a dos escasos años de la proclamación de Obama como presidente que lo que se desprende de los sondeos hechos a pie de urna por el grupo Pew Reserch en ambas ocasiones: mientras en 2008 la mayoría de los encuestados se alineaban con la idea de que "el Gobierno debe hacer más para solucionar los problemas", hoy son mayoría quienes hacen suya la idea de que "el Gobierno está haciendo demasiadas cosas que es mejor dejar hacer a empresas e individuos".
Ciertamente, ha sido el asfixiante intervencionismo y el desatado déficit público llevados a cabo por la administración Obama los que han encendido todas las alarmas. Desde esta perspectiva hay que ver el impulso que el movimiento del "Tea Party" ha dado a favor de este cambio electoral y que ha logrado imponer a algunos de sus candidatos en relevantes victorias, sobre todo en la Cámara Alta, tal y como es el caso de Rand Paul en Kentucky o Marco Rubio en Florida.
Por mucho que la mayoría de los medios de comunicación en España se empeñen en denigrarlo como "radical", este movimiento social no hace más que reivindicar las bases liberal-conservadoras sobre las que se asientan los Estados Unidos, favorables a un gobierno limitado, bajos impuestos y la más amplia libertad individual de los ciudadanos. La política de gasto público, de regulaciones, y de progresiva estatalización no sólo han demostrado su incapacidad para salir de la crisis económica, sino que es vista por una mayoría cada vez más amplia de ciudadanos como un ataque a lo que los Estados Unidos representan y pretenden seguir representando.
Con todo, se equivocarían los republicanos si pretenden apropiarse de lo que significa este movimiento surgido de la sociedad civil para luego traicionarlo con componendas con los demócratas en los dos años que quedan para las próximas elecciones presidenciales. El Tea Party defiende ideas no partidos, y si bien Barack Obama es un sectario del que no cabe esperar que modere su programa socialdemócrata, tampoco es descabellado que los republicanos vuelvan a olvidar por qué y en defensa de qué los ciudadanos les han dado ahora su apoyo.
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