El pueblo norteamericano acaba de mandar hace unas horas en las urnas un contundente aviso y repudio a Barack Obama y a los líderes del Partido Demócrata. En unas elecciones intermedias históricas, por el abultado triunfo de la derecha liberal conservadora, el sujeto político soberano "We The People" –con el que se abre el preámbulo de la Constitución– ha dejado claro su contundente rechazo a la agenda política socialdemócrata de Obama y su partido.
Que la victoria es histórica resulta incuestionable porque desde 1932 ningún partido había ganado tantos escaños en la Cámara de Representantes. La famosa revolución conservadora de 1994, con 52 asientos ganados en dicha Cámara, se ha quedado pequeña con lo ocurrido este 2010. Lo acontecido este martes confirma el repudio a la Casa Blanca y el hecho de que estamos ante el principio de un proceso de cara a las elecciones presidenciales de 2012.
Porque la victoria de la derecha norteamericana representada por el Partido Republicano se ha dado en la Cámara de Representantes, donde estaban en juego todos los escaños convirtiendo los resultados en una radiografía exacta del sentir nacional. En el Senado, aun no siendo el momento más propicio para los republicanos por las limitadas plazas geográficas en disputa, también el avance ha sido notable casi triplicando los asientos ganados respecto a lo que es común en otras elecciones intermedias. Asientos senatoriales como el de Illinois, otrora del propio Obama, han ido a parar a los republicanos.
Tan importante, o incluso más, resulta el éxito logrado por el GOP en las elecciones gubernamentales de varios estados, alcanzando victorias en plazas claves como Ohio o Pennsylvania, centros electorales donde Obama y Biden habían puesto todo su empeño en mantener. Lo mismo ocurre en los respectivos Congresos de cada estado donde las mayorías republicanas han sido más que notables abriendo así el campo para las importantes decisiones de distritos electorales en 2012. No cabe duda, pues, que el mapa electoral es ahora muy distinto al de hace dos años.
Tras la inauguración presidencial de Obama los agoreros de la revista Time anunciaban en portada la muerte del republicanismo conservador al que juzgaban como "especie en extinción". Han bastado sólo unos meses para ver que si hay algo en extinción en este país ahora mismo es la agenda de Obama y los cantos de sirena de la izquierda socialdemócrata. La ascendencia del conservadurismo norteamericano impulsado por el "Tea Party" queda así constatada en estas elecciones y anuncia el camino para las presidenciales de 2012. Paradigmático del pulso electoral es el caso de Marco Rubio, el nuevo senador de la Florida que encarna ese nuevo dinamismo en la derecha norteamericana.
El hecho mismo de ostentar ahora los republicanos la mayoría en una Cámara pero no en el Senado, pone todavía más responsabilidad en Obama y los demócratas a la hora de mover ficha y deja a los republicanos en una posición perfecta para poner freno al Gran Gobierno e impulsar una agenda de gobierno limitado y responsabilidad fiscal. Se verá ahí entonces por dónde respira Obama en el nuevo horizonte político. Con todo, lejos del triunfalismo, el GOP y en particular John Boehner y su equipo deben actuar sobre los principios que les han llevado a este éxito electoral y deben responder a las demandas ciudadanas liderando un cambio de rumbo en la política norteamericana ligado directamente con el "Tea Party". No caben, pues, carantoñas al presidente ni tratos de medio pelo en los pasillos de Washington, sino la puesta en práctica de auténticas políticas liberal-conservadoras. Si Obama veta sus iniciativas, quedará en evidencia y el GOP estará labrando el camino para recuperar la presidencia en dos años.
Los grandes derrotados de estas elecciones, por tanto, son Obama y los demócratas, incluidos Nancy Pelosi y Harry Reid (aunque ambos hayan mantenido sus escaños). Está todavía por ver si Pelosi seguirá ahí y si a Reid no le saldrán contrincantes en su propio partido para liderar el Senado. En cualquier caso, estos y los que hoy han perdido estas elecciones son los que durante estos años han venido insultando al "Tea Party" y al GOP llamándolos extremistas, ultraconservadores, nazis, fascistas y toda clase de falsedades. Pero hoy el pueblo norteamericano, "We the People...", ha dejado muy claro que Estados Unidos es un país que repudia las agendas políticas socialdemócratas y que se ubica cómodamente y sin complejos en la derecha liberal-conservadora. Caída la máscara de Obama, su agenda política queda derrotada en una noche histórica que debe tener su segunda parte en noviembre de 2012.