Sí son el problema:
1. Cinco administraciones que tenemos que sufragar con nuestros impuestos: europea, nacional, autonómica, provincial (diputaciones) y local.
2. Una enorme cantidad de cargos políticos con todos los gastos añadidos: sueldos, despachos, vehículos, visa, etc.
3. Unos 8.100 ayuntamientos, entre los cuales hay unos 2.000 con menos de 100 habitantes y unos 5.000 con menos de 1.000 habitantes.
4. Más de 3 millones de funcionarios y empleados públicos. En una era en la que cada vez se pueden realizar más gestiones a distancia (por internet), es inconcebible que se aumente el número de funcionarios.
5. Ministerios inútiles o sin competencia real: vivienda, educación, cultura, igualdad, industria, sanidad, etc.
Yo no quiero dejar en manos de un político o un burócrata mi salud o la enseñanza de mis hijos. Tampoco que con mi dinero jueguen a regalárselos a sus amigos (cultura) del cine, teatro o la música.
En esencia sobran la inmensa mayoría de políticos, éstos debieran tener mucho menos poder y manejar bastante menos dinero. En tal caso no me cabe la menor duda de que a todos, salvo a ellos, nos iría muchísimo mejor.
Para mí, si es el problema. Pues crean unas diferencias insalvables que antes nunca existieron.El propio mapa utonómico está mal diseñado y desequilibrado.No puede haber un montón de pequeñas autonomías en el nortey macro comunidades en el sur. El ejemplo que expone no es válido, puesto que si se eliminan las autonomías, también se cambiarían otras cosas como el sistema electoral. Las diputaciones provinciales podrían seguir funcionando y ser el elemento que articula la política nacional y la local, es mucho mejor que los diputados de cada provincia, a parte de representar a la provincia en el congreso, fuesen los gestores de la provincia, así la política local y nacional estaría vertebrada. Mucho mejor que el modelo actual, donde las autonomías parecen estados independientes que nada quieren saber de la política nacional. Si los que gestionan la política provincial, gestionan también lapolítica nacional, seguro que la gestión era más responsable. Si un diputado tiene que votar un recorte estatal, seguro que hace lo mismo en su provincia, no como ahora, que en plena crisis, a las autonomías no le importan los problemas de los demás, y sólo quieren su financiación, aunque el resto de España se vaya a la ruina.
A parte de que las autonomías son una mentira que están construyendo identidades totalmente falsas. Y no hablo de cataluña o país vasco, cuando digo esto.
Pues no estoy de acuerdo con que un Estado como el nuestro no admite revisiones profundas, claro que las admite.
Si mañana Rajoy dice que lo primero que hará si gana las elecciones es cambiar la Constitución para eliminar las Autonomías y devolver al Estado Central todas sus competencias revienta las urnas, pero claro, se acabaría el maná del dinero público por triplicado que reciben los partidos (Estado, Autonomías y Ayuntamientos)
Rajoy es un traidor. Su palabra no tiene ningún valor. Qué más da lo que diga.
Estoy de acuerdo con el comentario 1. Las autonomías son un problema por la continua deriva de transferencias de la administración central a las autonómicas motivada muchas veces en necesidades de apoyo de partidos nacionalistas. Eso no es un modelo serio. El modelo ha de cerrarse definitivamente y con la retrocesión de algunas competencias esenciales para mantener unido al país. Esencialmente educación. Además del problema de que una administración recauda y el resto gasta casi sin dar cuenta de los gastos.
En definitiva, hay que cerrar de una vez el modelo de manera razonable para que el sistema sea viable.
La perfidia en la interpretación y cumplimiento de la Constitución y la desidia criminal de los que juraron guardarla y hacerla guardar convierte la Carta Magna en la mas formidable herramienta de desintegración que pudieran jamás soñar los independentistas.
Me ha gustado mucho.
Si bien es cierto que el problema no está en la propia existencia de las Autonomías, sí lo es la forma en que están reguladas ( 148 y 149 de la CE) y sobre todo el "sistema inacabado" que viene recogido por la existencia del 150.2. Eso sin contar que el TC no ayuda mucho. Hay que recordar en esto la sentencia sobre la LOAPA, que prácticamente deja al Estado sin posibilidad de recobrar las competencias perdidas.
Creo que es la primera vez en la que no estoy de acuerdo con uno de sus artículos.
La descentralización es buena, pero el Título VIII es un disparate jurídico, que ha hecho posible todos los demás disparates que se han perpetrado en su desarrollo.
En ese sentido, creo que las autonomías (éstas) sí son un problema.
Por otra parte, como gallego, antes que tener a Fraga Iribarne secuestrando libros en español, prefiero tener un gobernador civil "de Madrid", o todavía mejor, de Bruselas.