Oponerse a esa arrogante cultura de la dependencia debe ser la bandera de todo ciudadano que quiera ser libre. Aquí en Estados Unidos y en todo el mundo.
Alberto Acereda
Compartir
Tuitear
Enviar
Enviar
rawolf dijo el día 23 de Octubre de 2010 a las 10:12:
Muy bien D. Alberto, excelente artículo. Ojalá lo leyeran los votantes de cualquiera de los dos partidos socialistas que optan al usufructo del poder.
La única pega, desde mi punto de vista, es que se centra en exceso en los partidos, cuando lo relevante son las ideas que imperen en una parte significativa de la sociedad.
Los partidos dan lo que se les demanda, primero hubo una labor de lavado de cerebro, mediante la que se pasó de una mentalidad de autosuficiencia y responsabilidad a una de intentar vivir a costa de los demás.
Este cambio de mentalidad fue, como todo lo que afecta a la sociedad, un proceso evolutivo, sin ningún responsable concreto, pero con varios elementos catalizadores que provocaron una reacción en cadena que hizo cambiar masivamente de paradigma, allá por principios del siglo XX.
Confiemos que el fracaso evidente de esa ideología, primero es su versión más dura, ahora en su versión "ligth", provoque otra vez la reacción, pero esta vez en sentido contrario, y podamos recuperar la libertad perdida.
Muy bien D. Alberto, excelente artículo. Ojalá lo leyeran los votantes de cualquiera de los dos partidos socialistas que optan al usufructo del poder.
La única pega, desde mi punto de vista, es que se centra en exceso en los partidos, cuando lo relevante son las ideas que imperen en una parte significativa de la sociedad.
Los partidos dan lo que se les demanda, primero hubo una labor de lavado de cerebro, mediante la que se pasó de una mentalidad de autosuficiencia y responsabilidad a una de intentar vivir a costa de los demás.
Este cambio de mentalidad fue, como todo lo que afecta a la sociedad, un proceso evolutivo, sin ningún responsable concreto, pero con varios elementos catalizadores que provocaron una reacción en cadena que hizo cambiar masivamente de paradigma, allá por principios del siglo XX.
Confiemos que el fracaso evidente de esa ideología, primero es su versión más dura, ahora en su versión "ligth", provoque otra vez la reacción, pero esta vez en sentido contrario, y podamos recuperar la libertad perdida.