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Las editoriales la están cagando

Es una ventaja de las editoriales que no tienen ni las discográficas ni los estudios cinematográficos: sus clientes que no son asiduos de las redes P2P y entre quienes ponen material en internet hay en general menos entusiasmo por sus productos.

punt dijo el día 22 de Octubre de 2010 a las 17:15:

Parece que sigue sin salir, reenvío de nuevo:

[loboe] A mí no me parece mal que una licencia de un software para una actividad económica tenga un precio distinto que una licencia para uso personal o estudiantil.

Digamos que no es más que una forma de sintonizar el coste de adquisición (se hace pagar más a las empresas) con:
- la mayor capacidad adquisitiva que se presupone a una empresa (donde este tipo de compras son más "inversión" que "gasto")
- el uso más intensivo que cabe esperarse del producto (se supone que la empresa va a trabajar sobre ello)
- los beneficios que se van a obtener de él (al traducirse en beneficio económico en una empresa, estará dispuesta a pagar más por el producto).

Además, con los descuentos a estudiantes, las compañías "hacen escuela", de modo que en su vida profesional esos estudiantes tenderán a utilizar ese mismo software con preferencia sobre otros (y eso sin entrar a que a veces los descuentos son por "uso educacional", es decir, para instalación en escuelas, lo que puede ser un negocio muy provechoso, aunque el coste unitario haya que reducirlo al mínimo)

De todos modos, si bien la relación entre menor precio y mayor número de ventas se cumple de forma más o menos universal, como dice vd., cuando introducimos la copia privada y el pirateo en la ecuación (cosa sólo posible en los productos digitales y poco más), la cosa ya no es tan universal.

Un chorizo de Cantimpalo incurre en unos costes de producción, almacenamiento y distribución, aparte que está limitado a un stock, condiciones que no se cumplen en el mercado de productos digitales, donde (y me centro en el ámbito editorial, que es el que nos ocupa) sólo se incurre en costes de producción en el momento de maquetar el libro (pero no en la impresión, copia, distribución, etc), el coste de distribución está limitado al mantenimiento de servidores y líneas de datos, y al pago de las comisiones por las transacciones electrónicas, y no existe un stock limitado de unidades para vender, con lo que tampoco hay un coste adicional por el almacenaje. Es decir, que el coste unitario del producto que llega al cliente está muy cerca de cero, lo que permite que el precio de venta se reduzca de forma acorde.

Al final, la preferencia de la mayoría de usuarios se rige por la clásica ley de costes y beneficios, de forma que si los beneficios compensan los costes, realizan la acción. A menudo se argumenta que el coste de la versión "pirata" es cero, lo cual es falso:
- Por un lado, existe una inversión en infraestructura (se necesita un ordenador y una conexión a Internet si es una descarga, o un disco grabable si es una copia pirata)
- Por otro, hay un coste en riesgo (riesgo de que detengan al mantero, de que alguien te denuncie, de que lo obtenido tenga menor calidad, sea otra cosa o esté infectado, etc)

Si las editoriales quieren ser competitivas respecto a los productos copiados (sean piratas o copia privada), tienen que acercar el coste de adquisición de su producto al de esa "competencia" con la que quieren lidiar. Lógicamente, el coste monetario de la copia privada será casi siempre menor que el del original (no siempre: el coste unitario de la impresión en masa de discos es más barato que el coste de un disco grabable, por ejemplo), pero hay que tener en cuenta el coste del riesgo (o lo que es lo mismo, el valor, a ojos del usuario, de la "garantía" de calidad del producto original).

Desde el momento en que la producción de un libro digital es un coste completamente residual, las editoriales pueden tirar los precios lo suficiente como para dejar el pirateo en mero fenómeno residual, manteniendo sus beneficios. Si no lo hacen es porque no quieren.

Por último, estoy de acuerdo en que los autores y editores tienen derecho a ofrecer su producto al precio que quieran, pero de lo que se trata en el artículo que estamos comentando es de opinar sobre una estrategia editorial a todas luces absurda, no de imponerles (salvo por la fuerza del no consumo) un determinado precio de venta (eso es lo que hace el gobierno, por ejemplo, con los libros de texto, para cuya venta tiene prohibidos los descuentos).

No olvide que el "precio" es el fruto de un acuerdo entre vendedor y comprador, luego no es algo que deban establecer autores y editores unilateralmente, sino que los clientes tenemos también derecho a influir en él valorando un producto y no adquiriéndolo si lo vemos caro (y opinando al respecto).

Afortunadamente, cada vez son más los autores que, gracias a las nuevas tecnologías, se independizan de los editores y de sus trasnochadas políticas editoriales, poniendo a la venta sus obras por canales alternativos, normalmente a precios mucho más competitivos.

Un saludo.

loboe dijo el día 21 de Octubre de 2010 a las 22:20:

punt:

Desde luego, las consideraciones que hace respecto a la relación entre e costo y las unidades vendidas es incuestionable y lo es para los productos digitales, para los diamantes y para el chorizo de cantimpalo.

Respecto a la pregunta de su último párrafo, le diré que en general estoy en contra de las discriminaciones del tipo que sean. Solo me parecen bien las que suponen un descuento para propietarios de versiones anteriores y desde luego, toda esa fanfarria de descuentos para estudiantes Etc. me parece injusta -las posibilidades a los estudiantes *que lo merezcan* deben darse por otras vías-.

En cualquier caso, creo que tanto sus consideraciones como mi respuesta a su pregunta carecen de la menor relevancia ¿No le parece a usted que deben ser los Autores y Editores los que hagan esos cálculos y actúen en consecuencia?

Claro que esta es la opinión de un liberal que sí se cree lo del liberalismo y que es poco partidario de que los demás metan sus narices en los negocios ajenos.

punt dijo el día 21 de Octubre de 2010 a las 14:58:

Por cierto, acaba de publicarse que una sentencia del tribunal de la UE ha declarado ilegal el canon digital, según se aplica en España:

_http://www.libertaddigital.com/internet/la-ue-declara-ilegal-el-canon-digital-aplicado-en-espana-1276404904/

El problema es que al ciudadano de a pie se le sigue dejando desamparado, presumiendo su culpabilidad, ya que la sentencia sólo exime del pago a "empresas, profesionales y entes públicos". La presunción de inocencia sigue siendo vulnerada para quienes menos defensa tenemos, como corresponde a la Ley de la Selva.

Eso sí, imagino que en breve habrá unas cuantas "empresas y profesionales" (con los entes públicos lo veo más difícil, por lo menos con los serios) que se van a poner las botas a base de de comprar material sin canon para terceros. Algo así como: "oye, si vas a comprar algo, dímelo: tú te ahorras el canon y yo me ahorro el IVA".

Por cierto... ¿alguien se ha dado cuenta de que el IVA se calcula DESPUÉS de aplicar el canon y no antes? ¿Qué valor añadido, merecedor del pago de impuestos, aporta el impuesto revolucionario al producto?

Un saludo.

punt dijo el día 21 de Octubre de 2010 a las 14:45:

[loboe] Desde luego, algo de lo que vd. dice hay, pero también es cierto que la venta de productos legales se dispara cuando su coste disminuye. Al tratarse de un soporte y canal en los que la reproducción no implica apenas coste alguno, la reducción drástica de costes sí es una opción que arroje beneficios incluso dejando los precios por los suelos.

Esto es un hecho que yo mismo he experimentado en diversas ocasiones, y hablo de productos en soporte físico (es decir, con costes de reproducción, distribución, venta, etc):

- En los tiempos del ZX Spectrum (por donde yo me inicié en la informática) los programas (casi todos juegos) eran muy caros (varios miles de pesetas), de modo que no había quien se comprase un juego original (los veías en el escaparate y leías sobre ellos en revistas, pero no "osabas" comprarlos): al final, acabábamos copiándonos cintas con los juegos grabados (aunque a menudo fallaba la carga más que una escopeta de feria, ¡cuántas veces habré leído en la pantalla "R Tape loading error, 0:1"!). Esto siguió así hasta que empezaron a publicarse series "budget", en las que el precio era de entre 500 y 999 pesetas (nunca cuatro cifras, precio psicológico). Prácticamente todos los juegos originales que tengo son de esas series.

- En los tiempos del PC, también el software original ha sido siempre muy caro, especialmente para gente con pocos posibles, como éramos los estudiantes. Así, también tengo mucho software copiado de aquella época, situación que se mantuvo hasta que empezaron a salir series baratas de software asequible. Al final, pasa lo mismo: a estas alturas tengo mucho software original (ahora ya no sólo juegos, aunque también), casi todo de estas series baratas (aunque también adquirido de segunda mano).

- Con las películas pasa lo mismo: sólo en casos muy concretos adquiero DVDs originales a "su precio", pero en cambio tengo bastantes películas compradas de saldo o de segunda mano (incluso algunas de videoclub), a precios no superiores a los 10 o 12 euros, normalmente 6 o menos (excepción hecha de los packs, en los que veo el precio unitario y el interés del conjunto).

Al final, con los libros pasa lo mismo: mientras el coste de la literatura electrónica no esté acorde con el soporte en el que se distribuye, seguirá saliéndome a cuenta buscar parte de mi bibliografía en Internet (aunque también adquiero bastante papel). Cuando editen los libros electrónicos en unas condiciones de precio, variedad y libertad de uso que me satisfagan, me saldrá a cuenta desembarcar en ese mercado (por el momento no he adquirido ningún lector de libros electrónicos porque no veo que le vaya a dar suficiente uso; también retraso la compra porque es una tecnología en rápida evolución, de modo que estoy a la espera de ver los modelos que vayan saliendo, que a menudo son bastante más rápidos y mejores)

Por cierto, hay mucho software que tiene un coste de licencia muy diferente según se adquiera para uso personal, profesional o estudiantil. ¿No cree que ese tipo de licencias podría extenderse a la literatura electrónica, de forma que salga más barata a ese colectivo de estudiantes que, en sus propias palabras, no paga porque no tiene dinero con que pagar?

Un saludo.

Goblin77 dijo el día 21 de Octubre de 2010 a las 11:55:

Lo de poner dificultades al que compra el producto legal me recuerda a la publicidad antipiratería que algunas películas incluyen en el DVD. Un verdadero incordio. Es decir, que uno se compra el DVD original de la peli y no sólo tiene que tragarse los trailers de otros estrenos sino que además tiene que soportar un aleccionamiento sobre piratería. Que parece que te están llamando ladrón cuando precisamente eres tú quien les ha pagado por el producto. Entran ganas de mandarlos a esparragar y bajárselo todo de la red.

Otro fastidio son los CDs "protegidos contra copia", que niegan el derecho a la copia privada a pesar de que se paga un canon precisamente para poder hacerla. Qué cara más dura.

loboe dijo el día 20 de Octubre de 2010 a las 18:26:

Vamos a ver si nos dejamos de teorías y somos realistas: actualmente, tanto las editoriales como la prensa escrita se encuentran ante un dilema de casi imposible solución. Se trata de que una vez editada electrónicamente, cualquier obra es reproducida y transmitida a coste cero, y los mecanismos de protección son un arma de doble filo. En primer lugar, porque todos son vulnerables y en segundo, porque como bien describe el artículo, el nivel de dificultad y complejidad de los mecanismos correspondientes, acaba disuadiendo a los potenciales clientes.

El argumento de que hay que bajar el precio para que no merezca la pena copiarlo es en sí bastante estúpido por varias razones. La primera es porque por muy bajo que sea, siempre encontraremos a muchos que buscarán mil y un argumentos para no pagar por la obra. Empezando por la simplísima razón de que NO tienen dinero -verbigracia estudiantes- y por supuesto, para casi todo el mundo, el no tener dinero no tiene absolutamente ninguna relación con su "derecho" a disfrutar de la obra. ¿Porqué voy a pagar siguiera 3 Euros por una obra si puedo tenerla gratis y gastarlos en una cerveza?

La segunda es que dejar a la buena voluntad del público la opción de pagar o no por nuestro trabajo, no es demasiado justa aunque a alguno le parezca muy "social". Sobre todo, porque como decía un amigo, hay más hijos de puta que gente.

Toda esa historia del copyleft, del freeware y demás "modernuras", está muy bien para los que escriben o producen como hobby, pero no para los que tienen que ganarse la vida con ello. Por ejemplo, es muy cómodo ser agregado o numerario en una Univsersidad, escribir una novela en los ratos libres y después de tener el ordenador abarrotado de software ilegal, andar pontificando sobre las bondades de los libros casi gratis.

La opción razonable y justa sería que autores y editores establecieran libremente el precio de sus obras y que el público tuviera que pagar ese precio o abstenerse de su disfrute. Desde luego, y por la cuenta que les trae, ya se encargarían de estudiar en qué punto la curva precio/unidades-vendidas ofrece su máximo rendimiento. El problema es que la variable si-no-lo-compro-lo-copio, desbarata la ecuación y convierte el negocio en ruinoso.

Naturalmente, los poderes públicos, que están para proteger la propiedad privada, deberían ser los encargados de que esta última no fuese opción. Pero nos encontramos con el problema de cómo atajar cientos de miles de pequeños hurtos -que ni siquiera tienen consideración penal- y que en la práctica resultan casi imposibles de perseguir. Máxime con la mentalidad actual en la que. Por ejemplo, los manteros son considerados casi como modernos trasuntos de Robin Hood y gozan de las simpatías de todo el que se considera medianamente "progre".

En mi opinión, no debería haber delitos pequeños, y apropiarse de lo ajeno, fuese lo que fuese, debería ser acompañado de un castigo de entidad suficiente como para que la acción no resultara rentable. Una vez aplicado este principio, aunque cayeran pocos, se correría la voz y "por si acaso" más de uno preferiría comprar o abstenerse. La consecuencia es que desaparecerían los inconvenientes de las protecciones y además, bajarían drásticamente los precios. Lo demás es como siempre, aplicar el parche en el sitio equivocado y por si fuera poco, dar lecciones non petitas a los que son precisamente las víctimas de nuestra falta de honradez. ¡Que bonitos se ven los toros desde la barrera!

española dijo el día 20 de Octubre de 2010 a las 18:17:

Como usuaria devora libros, tengo muy claro que si no facilitan el acceso, instalación traslado y manipulación se consigue por otro lado. Y para eso no necesitas saber, simplemente se lo pides al hijo del vecino.

punt dijo el día 20 de Octubre de 2010 a las 17:14:

No es más que el Principio de Peter: en toda organización (especialmente pero no exclusivamente la administración pública), los que ocupan los puestos superiores son los más incompetentes.

La razón es simple: mientras alguien es competente, asciende, y sigue ascendiendo hasta que deja de ser competente, momento en el que no le pueden degradar (porque merece el ascenso que le ha colocado donde está) pero tampoco puede seguir progresando (porque no es competente en su trabajo como para acumular nuevos méritos): ha llegado a su "nivel de incompetencia".

Lógicamente, los escalafones inferiores están poblados por gente cuya capacidad supera con creces su tarea, de modo que ascienden rápidamente. Es en los escalones superiores (es decir, donde se toman las decisiones) donde la proporción de incompetentes es peligrosamente alta.

Todo ello sin olvidar que los que están arriba no conocen la realidad del negocio que controlan, sino sólo lo que refleja la información que sus inferiores les hacen llegar (que suele ser una mezcla entre Jauja y los Mundos de Yupi).

Sea como sea, el DRM es una de las mayores cagadas de la industria digital (sea escrita, musical o del vídeo). De hecho, la presencia de DRM es una de las razones de peso por las que yo NO adquiero muchos productos.

Un saludo.

Herbert dijo el día 20 de Octubre de 2010 a las 16:28:

Seamos realistas: en las redes P2P hay menos libros que música o cine, porque el mercado real de lectores es menor que el de aficionados a la música o al cine, no porque los lectores no sean habituales a las redes P2P o no sepan utilizar contenidos gratuitos en internet. Este mismo periódico es gratuito, no tiene poco éxito, y apostaría a que la edad media de sus lectores no se acerca en nada a la adolescencia.

Cualquiera que tenga un programa P2P y tenga interés por la lectura, sabe perfectamente que puede encontrar en la red libros como "La acción humana" de Mises, "El Capital" de Marx, "El Quijote" de Cervantes, "1984" de Orwell..., incluso "La Causa General - La Dominación roja en España". En fin, la lista es interminable.

Es cierto que no se encuentra absolutamente todo, como si se encuentra en el campo de la música por ejemplo. Pero tampoco se encuentra todo el cine, o todos los documentales. Esto es simplemente consecuencia del interés del público que intercambia; la estrechez relativa del mercado de lectores, vamos.

Lo que más abunda, con gran diferencia, es la música y el porno, y no se yo si por ese mismo orden. Es evidente que estas áreas son las de mayor interés para el público P2P que, por cierto, continua siendo mayoritariamente masculino.

paserifo dijo el día 20 de Octubre de 2010 a las 10:47:

Parece cierto que uno tiene derecho a comprar dos, tres, cuatro o ene veces el mismo producto si es su deseo, ya sea libro, disco, película, o canción suelta. Pero no parece tan cierto que los autores, los explotadores del derecho de venta y los comerciantes al por menor puedan obligarte a pagar varias veces por lo mismo.

Con el atroz DRM de Adobe, hay que "sacar" el "libro" de un ordenador para poder meterlo en otro o en el lector de libros, pues no permite la existencia de "copias" del mismo fichero. Es decir, que si quieres tener tu libro "legalmente" comprado en los tres cacharros que contemplan tu paulatino e inexorable envejecimiento (vulgo PC's y e-book reader y móvil o tablet), entonces tienes que comprarlo tres veces. Pues va a ser que no.