Dentro de unos años miraremos a las elecciones intermedias de 2010 como un momento histórico para Estados Unidos. Hacía varias décadas que este país no vivía una revolución popular como la que ahora presenciamos. Surgida del pueblo como sujeto político soberano, esta otra nueva revolución americana se centra en el respeto a la Constitución. Por eso la marea del "Tea Party" está resquebrajando la pose política del establishment de Washington. Hartos de política barata, de partidismo hipócrita y de un presidente venido a menos, en menos de cuarenta días asistiremos a una votación histórica.
Escribo "histórica" porque condicionará en gran medida la agenda política de los próximos dos años y las presidenciales de 2012. Los profesionales de partido, apoltronados en su búnker capitalino, están haciendo todo lo posible para demonizar dicha revolución, atacar al "Tea Party", a sus gentes y a sus candidatos. Los dos grandes partidos, especialmente el Partido Demócrata y la misma Casa Blanca, no han sabido valorar en su justa medida lo que de auténtica revolución popular hay en esta movilización. Cuando tres de los cuatro arquitectos de la fallida política económica de Obama han salido ya por la puerta de atrás, el pueblo cuenta ya los días para ir a las urnas.
Casi todos los candidatos apoyados por la movilización del "Tea Party" han ido ganando sus primarias. Cuando Rand Paul ganó en Kentucky las primarias republicanas, muchos dijeron que no tendría opciones con su oponente demócrata en las intermedias. Hoy Rand Paul lleva ya en varias encuestas hasta quince puntos de ventaja sobre el demócrata Jack Conway. En Colorado, Ken Buck aparecía como un loco sin opciones contra el senador demócrata Michael Bennet. Hoy Buck aparece ya como un más que posible ganador en noviembre.
Lo mismo cabe decir de Charlie Crist, el republicano "moderado" y centrista de Florida que atacaba al candidato de los "Tea Party", Marco Rubio. Cuando éste gano las primarias republicanas, Crist se hizo tránsfuga y se fue como "independiente". Hoy Rubio le lleva más de catorce puntos a Crist y casi veinte al candidato demócrata. Y lo mismo ocurre con Joe Miller, otro republicano ligado a los "Tea Party" que derrotó en Alaska a la centrista republicana Lisa Murkowski, rompiendo así con otra figura emblemática del establishment del GOP. Murkowski sigue los pasos de Crist y se niega a dejar el poder presentándose ahora como "independiente".
Los ejemplos son muchos y la inútil derecha "centrista" debería tomar nota. Su última pesadilla, no sólo para el GOP, sino también para el Partido Demócrata se llama Christine O´Donnell, una joven política en Delaware que en las primarias republicanas derrotó a Mike Castle –el presunto invencible republicano en el estado de Joe Biden. La prensa pseudo-progre al servicio del Partido Demócrata ya está demonizándola, como con Sarah Palin. Incapaces de controlar la fuerza del "Tea Party", Christine O´Donnell es ahora una "bruja".
En la Casa Blanca, en fin, andan desesperados. Estos días se filtraba a la prensa que Obama y su equipo habían propuesto un ataque frontal al "Tea Party". Obama quiere poner otra cara y tras varios meses sin pisar una iglesia, este fin de semana pasado apareció en una; un hipócrita acto de contrición saca-votos. Eso, claro, después de que en una charla ante un grupo hispano Obama se olvidara de la palabra "Creador" al citar mal la "Declaración de la Independencia", como muestra este vídeo.
Por su parte, Nancy Pelosi y Harry Reid están haciendo todo lo posible en el Congreso por criminalizar a los ciudadanos del "Tea Party". Y todo mientras Reid, por ejemplo, intenta pasar leyes populistas insertándolas en otras leyes claves para la seguridad y defensa nacional. A Reid le ocurre que en Nevada se juega la reelección precisamente contra una republicana sin complejos, Sharron Angle, que también tiene el apoyo total del "Tea Party".
Lo del "Tea Party" es imparable, es sólo el inicio de cara a 2012, de cara a rehacer una nación sometida a un insaciable desgobierno. Es imparable porque marca una corriente a favor de la Constitución y de los principios que fundaron esta gran nación. O sea, los del pensamiento liberal-conservador norteamericano, los que en estas últimas décadas enarbolaron Barry Goldwater o Ronald Reagan y los que pisotearon Jimmy Carter y ahora Barack Obama. Aquí no hay ya ni tiempo ni paciencia para medias tintas. En este momento histórico, el pueblo pondrá a cada cual en su lugar.
Alberto Acereda
Un momento histórico
Lo del "Tea Party" es imparable, es sólo el inicio de cara a 2012, de cara a rehacer una nación sometida a un insaciable desgobierno: marca una corriente a favor de la Constitución y de los principios que fundaron esta gran nación.
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