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Florentino Portero

El tigre de papel

¿Qué necesidad tienen los islamistas de este mundo de servicios de inteligencia si se lo contamos todo con detalle y notas a pie de página?

En más de una ocasión me he referido a lo que entiendo es uno de los problemas más complejos de la política internacional de nuestros días: el referido a cómo compaginar democracia con estrategia. El éxito o fracaso de una gran potencia no depende sólo de acertar a la hora de diseñar una estrategia sino, y sobre todo, de aplicarla durante un tiempo prolongado. Pero la democracia, al representar el variable sentimiento de las masas, tiende a la demagogia y al cambio, lo que trasforma recursos y capacidades en instrumentos inservibles para defender los intereses del Estado.

Estados Unidos fue capaz de mantener en lo fundamental la estrategia diseñada por la Administración Truman hasta lograr el derribo del Muro de Berlín y la descomposición de la Unión Soviética. Pero visto en perspectiva sólo la amenaza del holocausto nuclear hizo posible ese extraordinario ejercicio de inteligencia y responsabilidad. Cuando la amenaza es menos patente resulta mucho más difícil lograr esa cohesión política. Lo vimos durante los años más duros de la Guerra de Irak, con Bush en la Casa Blanca, y volvemos a constatarlo en nuestros días, con la Guerra de Afganistán. Obama llegó a la Casa Blanca con un mensaje pacifista y no tuvo reparo en desnaturalizar la estrategia oficial con aquel nefasto discurso en la Academia de West Point adelantando su voluntad de iniciar la retirada de las tropas a mediados del año próximo. Ese día convenció a los talibán y a las autoridades paquistaníes de que Karzai era un cadáver y de que había que prepararse para un cambio de régimen.

La publicación del último libro del periodista Bob Woodward supone otro hito en la descomposición de la dimensión imperial de Estados Unidos. Según nos adelanta el New York Times, el lector encontrará en sus páginas una detallada descripción de cómo el presidente trata de salir de aquel campo de batalla, las diferencias entre los miembros de su equipo y las tensiones con el mando militar. No tengo la menor duda de que al mismo tiempo que Amazon me sirve un ejemplar de este libro estará haciendo llegar a los dirigentes talibán en Pakistán y Afganistán otros tantos. ¿Qué necesidad tienen los islamistas de este mundo de servicios de inteligencia si se lo contamos todo con detalle y notas a pie de página? Sólo leyendo cada día un par de periódicos norteamericanos los yihadistas tendrán constancia de hasta qué punto Estados Unidos ha vuelto a ser un "tigre de papel".

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