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Armando Añel

Esbirros contra mujeres

En el laberinto al que ha entrado el castrismo no hay salida. La bestia debe caer a como dé lugar: por medio de la fuerza –espada de Teseo– o por su propio extravío. Para Cuba ya es hora.

Hace tiempo que todos sabemos de lo que el castrismo –el fanatismo, el fascismo, el comunismo, el fundamentalismo y otros esquemas de actuación totalitarios aplicables al régimen cubano– es capaz. Pero este 2010 que poco a poco entra en su recta final ha sido particularmente obsequioso a la hora de mostrarnos lo que constituye quizá la cara más repulsiva del Gobierno de los hermanos Castro: la represión y el abuso –incluso la tortura– contra mujeres indefensas.

Ya el mundo fue testigo, a través de videos colgados en YouTube, blogs y demás espacios de la red, de las ofensas verbales y físicas sufridas por las Damas de Blanco a principios de año. Ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras y, si la imagen se mueve, pues el efecto se multiplica exponencialmente. Luego, entre otros episodios, asistimos al cerco contra la madre de Orlando Zapata, Reyna Luisa Tamayo, en Banes, Holguín, regado también por golpes, improperios, intentos de chantaje y mítines de repudio para cuya puesta en escena la Seguridad del Estado castrista ha llegado incluso a reclutar a reclusas comunes, a cambio de favores en prisión. Ahora, en paralelo, conocemos de la nueva variante de tortura que el régimen se ha sacado de la manga: "los tactos vaginales".

Lo informa el Directorio Democrático Cubano: "Daneysi Gálvez Pereira, joven activista y esposa del líder opositor encarcelado Néstor Rodríguez Lobaina, se encuentra en peligro de aborto después de ser sometida por agentes de la Seguridad a dos tactos vaginales... con ocho meses de embarazo fue obligada a desnudarse (también fueron obligadas sus niñas y otra joven que la acompañaba) y le introdujeron un espéculo en la vagina en dos ocasiones después de que Rodríguez Lobaina, su hermano Rolando y otros tres activistas de la resistencia interna fueron arrestados... Tres mujeres policías, una vistiendo una bata de médico, llevaron a cabo este hecho violatorio".

La infamia y la represión, como demuestra este último episodio, han llegado al límite de lo grotesco en la Isla. En el laberinto al que ha entrado el castrismo no hay salida. La bestia debe caer a como dé lugar: por medio de la fuerza –espada de Teseo– o por su propio extravío. Para Cuba ya es hora.

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