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Gabriel Moris

El pasado día once, sólo once personas

Todo lo ocurrido en nuestro país desde aquella inolvidable fecha no parece más que la explotación del éxito de un crimen de lesa humanidad.

Por primera vez en la historia del fútbol profesional español hemos tenido la satisfacción de saborear el máximo galardón. La celebración del éxito de nuestros futbolistas ha sido objeto de todo tipo de informaciones. Quisiera resaltar sobre este gran evento algunas reflexiones que a mi juicio son más importantes que los tópicos en los que todos hemos caído.

Después del partido fue entrevistado el seleccionador nacional. Me resultó chocante, a la vez que gratificante, el destacar ante todo la paz vivida por los seleccionados durante los cincuenta días de concentración. Sin un buen ambiente en la concentración, sin unos buenos perfiles humanos y profesionales de sus componentes y sin una buena dirección técnica, el éxito no habría sido posible. No obstante, todos los acontecimientos posteriores, más o menos espontáneos, más o menos preparados, si no nos ayudan a sacar enseñanzas para nuestra vida personal y colectiva, probablemente queden en el terreno de la anécdota y por tanto resulten inútiles para nuestro futuro.

La fecha del triunfo, día 11, coincidió con el día de nuestra gran derrota, la del 11-M. En Alcalá de Henares y organizado por algunas víctimas del mayor atentado de nuestra historia, apoyadas por un grupo de personas sensibilizadas por el atentado, se ha celebrado por cuadragésimo noveno mes consecutivo un acto en recuerdo y homenaje a las víctimas del terrorismo. En esta ocasión, al estar prevista la instalación de una pantalla gigante en el lugar y hora de la concentración, decidimos cambiar la hora y el contenido de la misma. Ello dio lugar a que muchas de las personas habituales a este acto llegaran después de la hora prevista. Entre víctimas y organizadores fuimos ocho personas y a este grupo se unió un padre con dos hijos de corta edad. En total fuimos once las personas que formamos el conjunto del número "mágico" de ese día. El acto se redujo a realizar una ofrenda floral y a mantener un minuto de silencio. La ofrenda floral fue realizada por los niños a petición de su padre.

Al hilo de los hechos descritos me vienen a la mente algunas reflexiones:

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