Eso que usted defiende es muy antiguo: se llama pan y circo. El futbol ha concitado muchas ilusiones estos días en España. Lo triste, y eso es lo que creo que lamentan quienes pretenden ser intelectuales, como usted dice, es que los españoles, al contrario que alemanes, británicos, franceses,etc, como conjunto sólo hemos demostrado ilusionarnos con el futbol. Lo demás ni lo entendemos ni nos importa. No cite a Machado, que me parece que no tenía muy buena opinión de los españoles. Es decir, los conocía.
Es curioso, nunca me había gustado el fútbol, pero tampoco estaba orgulloso de ello. La verdad es que siempre envidié de alguna manera a la gente que le gustaba, no quita para que te gusten otras cosas y además contribuye a la sociabilidad, aunque sólo sea como tema de conversació. Estoy contento de haberle cogido un cierto aprecio a partir de este mundial, supongo que a ello a contribuído un mal momento personal que estoy pasando: la vida es corta, y hay muchas cosas que probar.
Y qué decir de su importancia para las naciones. A las muy exaltadas las dulcifica, ritualizando su agresividad; a las olvidadas de sí, como la española, las hace conscientes de su propia existencia, aunque sea a ese básico nivel. Como mínimo, les revela la pervivencia de un sustrato común.
Muy buen artículo, don Serafín.
Por qué el islam no juega al fútbol, o eso parece? ¿les estorban las chilabas?? ¿no tienen campos? ¿no lo permiten los imanes? Es bastante llamativo.
Una de las mejores defensas del juego del fútbol hecha por un intelectual
Es más que fútbol. Es el sentimiento, y lo diré, de una nación. Algo tribal, como se dice en el artículo. En la olimpiada de barcelona, las chicas del hockey sobre hierba (ganaron el oro) se asombraron con la expectación que despertó su partido de la final. Confieso que lo vi emocionadísimo y nerviosísimo. y ya me dirán lo que a la mayoría de los españoles nos importa el hockey sobre hierba. Hay algo más detrás del simple espectáculo cuando una serie de señores, señoras, o un solo señor o señora, se planta ante un escenario y antes de actuar ha de hacerse sonar el himno de un país. Y si gana, ¡que se alce la bandera a lo más alto del estadio! Y si no fuese así, ¿por qué los mamarrachos del PNV y similares estaban tan preocupados con la buena marcha de nuestra selección? Por otra parte, al que realmente le gustase el fútbol de verdad, habría apagado el televisor después de la primera parte de la final. Fue un partido bronco y con poco juego, feo, gris, triste (sobre todo por culpa de los holandeses, y también, reconozcámoslo, por la poca capacidad goleadora de nuestra selección). Un partido igualito a ese, no siendo una final, era para cambiar de canal y poner a la Belén Esteban. Eah. Tenía ganas de decirlo.