Una ilustrativa indiscreción
El mundo árabe está nervioso. Se sienten traicionados por Obama, que les ha abandonado ante el Irán chiita, y actuarán en consecuencia; unos buscando una relación de vasallaje con Teherán, otros tratando de formar parte, ellos también, del club nuclear.
El embajador de Emiratos Árabes Unidos en Estados Unidos afirmó en un acto público que las consecuencias de un ataque militar a las instalaciones nucleares iraníes serían menores que las derivadas del acceso de Irán al club nuclear. Es evidente que la idea no es nueva. Con otras palabras es la idea que el senador John McCain repitió hasta la saciedad durante la campaña electoral. Sí creo que vale la pena detenernos a comentar esta declaración es por varias razones que considero importantes.
1. La afirmación hecha por el señor Yousef al-Otaiba, que así se llama el embajador en cuestión, no sorprende a analistas o diplomáticos porque en privado la han oído muchas veces, pero es la primera vez que se hace con un micrófono delante. El mundo árabe está nervioso. Se sienten traicionados por Obama, que les ha abandonado ante el Irán chiita, y actuarán en consecuencia; unos buscando una relación de vasallaje con Teherán, otros tratando de formar parte, ellos también, del club nuclear.
2. La nada velada crítica del embajador muestra hasta qué punto es infundada la idea de que una actitud menos activa y más dialogante mejora la imagen de Estados Unidos en Oriente Medio. Le guste o no al presidente y a muchos de sus votantes la potencia norteamericana es eso, una gran potencia, obligada a ejercer liderazgo. Cuando no lo hace, no gana en consideración sino todo lo contrario. Si la izquierda norteamericana quiere ser respetada, lo primero que tiene que hacer es ser coherente y lo segundo eficaz.
3. El embajador tiene razón al señalar la inconsistencia de la política norteamericana, algo que reconoció el secretario de Defensa Gates al declarar que Estados Unidos carecía de una estrategia para impedir que Irán se convirtiera en una potencia nuclear. Pero eso no quiere decir que los Emiratos o el conjunto del Mundo Árabe sean inocentes. Si tan obvio es que un Irán nuclear es algo inaceptable para su seguridad, ¿por qué han tardado tanto en reconocerlo? La falta de legitimidad de sus gobiernos les ha llevado a tratar de comprar al islamismo mediante donaciones o líneas editoriales en las que la mentira y el fanatismo son la norma. En ese marco alentar un ataque norteamericano contra Irán puede resultar suicida... pero esa es una red que ellos mismos han tejido y en la que ahora se encuentran atrapados. El doble discurso árabe –se dice una cosa en privado y la contraria en público– es uno de los obstáculos más importantes para solucionar el conjunto de crisis que hoy caracterizan a esta región.
Estamos en la antesala de que Irán logre su objetivo y nada volverá a ser igual en Oriente Medio. Las declaraciones del embajador son ilustrativas, pero más lo serán los movimientos diplomáticos que los Estados se verán obligados a realizar para tratar de garantizar su seguridad tras la crisis del régimen de no proliferación nuclear.
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