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Gabriel Moris

Homenaje a las víctimas del terrorismo

El protagonismo lo tuvieron, no las víctimas, sino los organizadores. Tuve la sensación de presenciar una puesta en escena que no respondía ni a las necesidades de las víctimas ni a la simulada unidad de todos frente al terrorismo.

El domingo veintisiete de junio tuve la ocasión de presenciar un acto televisado en homenaje a las víctimas del terrorismo. A pesar de tener noticias de su celebración quedé sorprendido por el mismo y por su estructura. Como víctima del terrorismo desde el fatídico 11-M vaya por delante mi felicitación a todos los que de buena fe participaron en él. En cualquier caso, me gustaría compartir con los lectores algunas reflexiones.

Me resultó agradable a la vez que chocante ver reunidos a todos los representantes de las altas magistraturas del Estado pronunciando discursos de apoyo a las víctimas y de condena del terrorismo. La ausencia del presidente del Gobierno, aunque habitual en actos de las víctimas, no hizo más que confirmar el interés que constantemente suscitamos en su acción de Gobierno. Respecto a los organizadores, he de confesar que tampoco se han prodigado con su presencia en actos o congresos de las víctimas del terrorismo.

El acto en sí, con dos breves intervenciones del presidente del Congreso y del jefe del Estado, y completado con la interpretación de una agradable obra de Dvorak, resultó sencillo. Las víctimas que participaron tuvieron el privilegio de saludar a los auténticos protagonistas del mismo: las autoridades. Habría resultado interesante que los representantes de las víctimas hubieran podido intervenir con libertad y exponer directamente a los responsables de nuestro Estado las necesidades e inquietudes con las que llevamos a diario la pesada carga que nuestros victimarios colocaron sobre nuestras vidas. Carga que no siempre sentimos correctamente tratada y aliviada desde las instituciones.

 

Después de saludar a las víctimas, los representantes de las instituciones pasaron al Salón de los Pasos Perdidos. No deja de resultar sugerente el nombre del salón en que supuestamente departieron las autoridades.

Como resumen del acto, a mi juicio el protagonismo lo tuvieron, no las víctimas, sino los organizadores. Tuve la sensación de presenciar una puesta en escena que no respondía ni a las necesidades de las víctimas ni a la simulada unidad de todos frente al terrorismo. Estas afirmaciones se fundamentan en que ya existe un día de recuerdo y homenaje a las víctimas a nivel europeo, ese día es y será para todos el 11 de Marzo. Las víctimas no tenemos necesidad de tantas celebraciones, sólo exigimos a nuestras instituciones que satisfagan nuestras demandas de Verdad, Memoria Dignidad y Justicia. Todas estas exigencias, no sólo son escamoteadas, cada poco sufrimos ataques desde las instituciones por pedir lo que es justo.

 

Por último, quisiera reseñar en este artículo algunos pensamientos que no lograron evitarme las imágenes de la televisión estatal:

Creo que todo lo que antecede justifica nuestro escepticismo ante la simulada unidad de los representantes del Estado y las víctimas del terrorismo.

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