Esto no tiene arreglo, y la ciudadanía ya pasamos, al menos los charnegos.
La corrupción de nuestros políticos ( de todos) y no me vale unos mas que otros alcanza una desvergüenza tal, que solo nos queda llorar o bien reírnos de lo burros que somos por ir a votar
Comamos y bebamos que mañana moriremos.
Quizá se murieron de pena, o de vergüenza, o se dieron cuenta de que habían quebrado la ley y se les paró el corazón. O quizá hicieron un "Paesa" y se hicieron pasar por muertos mientras ponían pies en las polvorosas islas Seychelles.
Pero lo más probable es que fueran asesinados para poder echarles las culpas. Por ejemplo, hay muchas sustancias que pueden inducir un infarto sin problemas. Y si el asesino controla lo que se ha de poner en el informe forense, aquí, paz, y después, gloria.
A no ser que los sicilianos del noreste de la península sean como esos jugadores de backgammon que tienen la gran suerte de que les sale doble seis tres veces seguidas. Así es imposible perder.
Quizá el próximo muera de un oportuno resbalón en la ducha, como aquel implicado, o tempora! o mores!, en el pringoso asunto del aceite de Redondela que tanto retemblor provocara en el régimen franquista a finales de los sesenta del pasado siglo.