Excelente artículo que da mucho que pensar.
A mí me gustaría comentar dos puntos:
1. loa Amish no pagan cotizaciones a la Seguridad Social porque no utilizan sus prestaciones. Esto marca una gran diferencia con los inmigrantes que tenemos en Europa. Los Amish se aislan, pero para todo.
2. sería bueno definir el concepto de "ciudadano" teniendo en cuenta que dicho concepto está intrínsecamente relacionado con el de "participación". Habría que ver quiénes lo cumplen (y, por tanto, tienen derechos y obligaciones) y quiénes no (y por tanto, no tienen más obligaciones que "no molestar", pero entonces tampoco cabría adjudicárseles derecho alguno).
Un saludo y enhorabuena again por el artículo. Planteas paradojas que obligan a pensar... incluso con este calor.
La cuestión no es la integración (allá cada uno), sino el respeto a las leyes y a las normas elementales de convivencia del país de acogida. Los amish no causan ningún problema porque no prentenden destruir el modelo de sociedad occidental con el que conviven ni imponer el suyo. Los musulmanes sí lo pretenden y son un problema allá donde van. Por eso, me parece un error suicida poner al mismo nivel el "derecho"a la utilización del burka con, por ejemplo, el "derecho" a la rotulación de los comercios en el idioma que uno quiera.
olvidaba comentar, el hecho de que un inmigrante quiera ir a otro país más próspero, también implica que los habitantes que han contribuido a esa prosperidad, le exijan ciertas condiciones. Al igual que si una empresa busca empleados, exige al aspirante una serie de requisitos.
Queda muy bien sobre el papel, eso de que la única regla es respetar los derechos de otro individuo, pero hay una frontera difusa, al igual que el burka puede ser una decisión individual, también lo es ir desnudo o no lavarse e ir apestando, eso puede afectar en mayor o menor medida a otro individuo. Es difícil establecer un límite, puesto que cada individuo posee unos valores y una moral. Por ello es normal que se exija adaptarse a un patrón que sea el más común entre la comunidad, al menos cuando esos individuos se vean obligados a interactuar entre sí.
el problema es que siempre se mueve en un marco muy teórico. Está claro que los amish no son un problema porque ellos son igual o más tolerantes que el resto de la sociedad "integrada", pero creo que el liberalismo práctico, no debería permitir un gueto o un grupo de ciudadanos no integrados, cuyo fin sea destruir precisamente esa libertad, o ese liberalismo. Y por supuesto, hay unas reglas básicas que todos deberían respetar, sino, caeríamos en una espiral autodestructiva. De acuerdo que los amish sean pacifistas y son objetores, pero entonces deben realizar alguna otra función a cambio, porque en caso de guerra, a ellos también les están protegiendo. No me vale que ellos no pidan ser protegidos, puesto que entonces se acaba el imperio de la ley, y se acaba cualquier utopía o sistema.
En el caso de los emigrantes, hace falta ese mínimo de integración, me parece bien que conserven la lengua, pero deben manejarse en alguna lengua o código común para comunicarse con el sistema administrativo de la nación. Porque tampoco se puede obviar la historia, y en Europa las naciones se han forjado con la historia, y eso tiene que pesar. Las fronteras se han definido a lo largo de los siglos con muchos sacrificios, y uno no puede llegar e instalarse en dentro de unas fronteras y olvidarse de las reglas que hay dentro de esas fronteras. Repito, ese liberalismo del que habla es demasiado teórico y utópico. Al final acabaría con una comunidad fuerte que acabaría con las otras.
El problema viene cuando esa inmigración no es pacífica; como no es pacífica su forma de entrar al país (ilegal), como no es pacífica la forma en la que incrementan los delitos, como no es pacífica su no integración; dedicandose unicamente a chupar lo que la sociedad les ofrece sin ofrecer un gramo de nada a cambio.
Y esto es lo que provoca rechazo, porque estoy seguro que en España, o en Europa en general, habrá de hace tiempos otras congregaciones mas o menos apartadas pero toleradas.
Tampoco viene a cuento comparar una sociedad anglosajona, con una mediterranea, sus gentes no se parece nada ni en lo individual, ni en lo social. Cuando veo imágenes de otros paises, me pueden sorprender o hacer gracia, pero desde luego no tengo reparos de decir a las claras que no querría en mi ciudad esa situación.
Por cierto, habla en el artículo de "musulmanes radicales"..¿acaso hay musulmanes no radicales?..cuando vea alguno le dice que la próxima vez que se manifiesten contra el radicalismo islamista o contra cualquiera de sus barbaries por las 4 esquinas del mundo, que avisen, para ver si así, logro ver una vez en vida una manifestaciónb de musulmanes "no radicales".
Excelente artículo.
Quizá sea el complejo de Quijote, de querer salvar a los oprimidos, el que nos lleva a querer prohibir el burka u otros signos (obvios) de sumisión de las mujeres a los hombres. Hay otras consideraciones, como los derechos humanos, la ley, la necesidad de identificar a la gente para prevenir porblemas. Por ejemplo, parece bueno y razonable que queramos tener una Policía capaz de prevenir un atentado terrorista en vísperas de unas elecciones que provoque una masacre de, por ejemplo, ciento noventa y dos seres humanos.
¿Es posible que para defender la vida y la justicia haya que violentar la libertad en momentos concretos? ¿Tiene sentido una justicia que no incluya prevención, es decir, que una sociedad espere a que se produzca el quebrantamiento de la ley y el consiguiente mal para reclamar justicia? ¿Qué es mejor: castigar por haber roto la ley, o impedir (o tratar de impedir) que se quiebre la ley?
Somos tan "buenos" que, siendo conscientes de la maldad que nos rodea nos planteamos si es "justo" impedir que cumpla su objetivo, aunque sea parcialmente. A veces el liberalismo filosófico se parece a entrar a una tienda de peluches, algodón de azúcas, pasteles de chocolate, gominolas y cachorros y gatitos y pedir al tendero un libro sobre que diserte sobre las sangrientas películas de Quentin Tarantino.
Albert, deberías publicar artículos como este más a menudo. Considerálo como tu contribución a la patria. ¡España te necesita, habitante de Ancapia!
Objetivos políticos de la emigración.Los Amish no forman parte de ninguna estrategia demográfica fuera de su territorio.Hay Misiles de Semen.
Entramos al problema de los sistemas socialistas con la inmigración en general. Un sistema liberal de verdad no debería tener problemas con los inmigrantes, ya que estos sólo llegarían atraídos por la posibilidad de trabajar en mejores condiciones y lograr así su prosperidad; llegarían y vivirían en igualdad de condiciones a los nativos, como ha ocurrido tantas veces alrededor del mundo.
Ante una intención colonizadora disfrazada de inmigración legal, el sistema liberal ideal debería aplicar los mismos sistemas de protección que tendría contra una subversión nativa que intentase imponer un sistema estatalista.
Cuando los sistemas se dedican a "corregir injusticias" de manera quijotesca (o demagógica), dándoles a los inmigrantes obvias ventajas de las que no gozan los nativos, el reclamo lógico de estos últimos será que se les integre en todo para que así dejen de ser diferentes y por ende no se les tenga que seguir subvencionando.
Incluso en sitios como EE.UU. se agrega a las subvenciones la presión política que ejerce la enorme comunidad en este caso latinoamericana para implantar el bilingüismo estatal a costa de todos los ciudadanos e incluso la aparente indefensión del sistema ante las reivindicaciones territoriales mexicanas que quieren usar a sus inmigrantes como una quinta columna (como el Islam en Europa). Estamos en este caso hablando no de gente que huye de un sistema mediocre a uno mejor sino de gente que busca colonizar una región para implantar el sistema del que salieron. Aquellos generalmente son muy efectivos cuando se trata de neutralizar a quien va para cambiar las cosas, a diferencia de nuestros sistemas occidentales de brazos y piernas abiertas.
No estoy seguro de ser liberal. Pero estoy seguro de que el liberalismo, si es que pasa de ser un simple desideratum, no significa indefensión ni tampoco indeferencia. Confundir (o meter en el mismo barco) a los amish con los radicales islámicos excede toda mi capacidad de comprensión. Me zumban los oidos.