Obama o el amo de internet
Obama podría ordenar el corte de las conexiones a internet en todo el país o en partes de él y colocar bajo su mando el funcionamiento de los buscadores y empresas de software. Las compañías que se negaran a obedecer ante estos abusos serían multadas.
¿Se imagina usted, querido lector, que el presidente de un país democrático pretendiera dotarse de una ley que le otorgara el poder de prohibir la distribución de uno o varios periódicos? ¿Y que esa misma norma le diera capacidad para ordenar cortar las líneas telefónicas de todo el territorio nacional o parte de él, además de impedir el funcionamiento de los servicios postales y de mensajería? ¿Y que además le permitiera cerrar las emisoras de radio y televisión? Sin duda alguna, usted consideraría que ese gobernante busca violar las reglas básicas de la misma democracia que le ha permitido ocupar su cargo.
Pues deje de imaginar y entre en el terreno de la realidad. Algo muy similar a lo que planteábamos en el anterior párrafo es lo que pretende conseguir Barack Obama. El senador demócrata (aunque elegido como independiente, sigue adscrito a su partido) y presidente del Comité de Seguridad Nacional, Joe Lieberman, ha presentado un proyecto que otorgaría al inquilino de la Casa Blanca un poder cuasi absoluto sobre la red por motivos de seguridad en casos de emergencia. El mandatario norteamericano podría ordenar el corte de las conexiones a internet en todo el país o en partes de él y colocar bajo su mando (como si de las Fuerzas Armadas se tratara) el funcionamiento de los buscadores y empresas de software. Las compañías que se negaran a obedecer ante estos abusos serían multadas.
La única limitación a la norma sería que para vigilar el uso de la red que hace un ciudadano debería obtenerse autorización de un juez. En el resto de los aspectos, la norma de la que se quiere dotar Obama le exime de tener que dar explicaciones a nadie.
Aunque el proyecto se limitara a dar al presidente el poder de ordenar el corte de las conexiones a internet, las consecuencias para la libertad de expresión y de comunicación serían tremendas. Equivaldrían a la situación que planteábamos al principio de este texto. Millones de ciudadanos de Estados Unidos leen el periódico, escuchan la radio y ven la televisión por internet. Es más, según las zonas afectadas por el corte, muchos de estos medios on line no podrían funcionar desde esas áreas o estar en ellas los servidores donde se alojan. Lo mismo puede aplicarse a todos los servicios de mensajería instantánea y el correo electrónico.
Añádale el resto de puntos de la norma (pensemos qué implicaría poder ordenar a Google que borre miles de resultados de búsquedas o que deje de funcionar durante unos días) y lo que vemos es una situación más propia de Cuba o Vietnam que de Estados Unidos. Se criticó, y con razón, la Patriot Act de George W. Bush. Comparado con lo que pretende lograr su sucesor, aquello era una broma. Obama busca ser el amo de internet y dar por terminada la libertad en la red. Una terrible aspiración.
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