En el año 1978, empezando la carrera, asistí a una conferencia de López Rodó sobre la Constitución, en la que advirtió de cada uno de los disparates del título VIII. Creo que casi nadie se creyó lo que contaba, pero el tiempo le ha dado la razón en todo.
No es que luego se haya construido mal, sino que los cimientos son de barro. El Estado no tiene competencias exclusivas e irrenunciables, sino que todas se pueden ceder. Por contra, lo cedido, cedido está y en principio es irrecuperable. Las competencias futuras son siempre de las Comunidades Autónomas (si la radio o la tv se inventasen ahora, el Estado no podría legislar sobre las mismas).
Sólo han servido para que los caciques locales tengan su gran área de poder, coloquen a dedo a su gente, y volvamos a la edad media. No se emite moneda, pro sí deuda, no hay mesnadas, pero sí policía autonómica, etc. La descentralización es positiva, las Autonomías son un desastre.
La introducción en el título octavo de la Constitución de las comunidades autónomas se debió probablemente al deseo de apaciguar, en momentos de mucha tensión política y de mucho miedo a que pudiera estallar un nuevo conflicto, a los movimientos nacionalistas.
Pero lo cierto es que la realidad ha demostrado, como ocurre casi siempre con las políticas de apaciguamiento, que este deseo no se ha cumplido.
Por una parte, los nacionalismos que siempre han sido más "importantes" o más "peligrosos" (el vasco y el catalán) lejos de apaciguarse o de moderar algo su discurso, se han vuelto cada vez más extremistas y han chantajeado sin ningún miramiento a los sucesivos gobiernos de España que les han necesitado para gobernar sin contar con el otro partido mayoritario.
Además, incluso cuando hay mayoría absoluta, nunca han renunciado a la amenaza, más o menos explícita, de organizar un proceso absolutamente ilegal e inconstitucional en sus territorios que fuerce de hecho una ruptura con el resto del país aprovechándose del pánico de todos los políticos españoles a utilizar la fuerza policial o militar para sofocar algo así por temor a ser tachados de autoritarios, fascistas, franquistas, etc.
Por otra parte, hay territorios en los que nunca ha habido un verdadero sentimiento nacionalista ni nada que se le parezca, como Andalucía (protagonista de la primera, o una de las primeras, violaciones de la Constitución) en los que políticos sin escrúpulos han alentado un sentimiento de agravio comparativo que ha llevado a convencer a mucha gente de que si, gracias a estos movimientos de desapego a España, los vascos, los catalanes u otros obtienen ventajas desproporcionadas e indebidas, lo mejor que se puede hacer es imitarlos.
En conclusión, esta transformación de España en un estado autonómico ha provocado que exista la idea, cada vez más generalizada y muy fundamentada en los hechos, de que el odio a este país tiene premio y de que el patriotismo es poco rentable e, incluso, peligroso.
Ningún país que realmente quiera seguir existiendo puede permitir semejante calamidad. La vida de un país es la que corre por las venas de quienes lo aman.
Creo que es usted demasiado benevolente con las Autonomías. Sobran, son una ruina y anticipan la ruptura de Ex-paña. ¿Qué es eso de que no sean "demasiado gravosas"? ¿Por qué tenemos que soportarlas, los 17 Parlamentos de opereta, los ministrillos, las embajaditas, los entes autonómivos, el obsceno despilfarro multiplicado por 17? Son una desgracia, se crearon en teoría para calmar las ansias de los nacionalistas vascos y catalanes, que no se han calmado nada, y además se han generado taifas en otras regiones, con una deriva hacia la ruptura imparable ya que se fomenta todo lo que nos separa empezando por los idiomas autonómicos y el genocidio lingüístico.
Ya está bien de que nadie defienda la pura y simple eliminación de las Autonomías.
Señores, alguno de ustedes ha dicho:
"La vida de un país es la que corre por las venas de quienes lo aman."
Pues si lo aman, acéptenlo como és, con su riqueza cultural, con sus diferencias, con su historia variada, con sus diversidad de lenguas. Este es un país afortunado, aceptémoslo tal y como es y a todos nos apetecerá y nos enorgullecerá ser españoles.