ElSalmantino:
Un idioma es un vehículo de comunicación, pero para mucha gente es también algo más: un atributo de su identidad, que valoran complementariamente a su utilidad.
apena,
Mi experiencia corrobora mi juicio de intenciones sobre la hipocresía/doble rasero de muchos castellano-hablantes sobre la lengua. No es ninguna presunción de "maldad", sino de falta de empatía. Es una apreciación personal, no me dirijo a nadie en particular así que no tienes por qué sentirte identificado. Tampoco presupongo que todos mis lectores son "muy liberales".
En el artículo no "pido disculpas". Intento plantear una serie de argumentos (más o menos afortunados) en torno a la cuestión de si la traducción es redundante, que surgió en una conversación con amigos madrileños y me parece de interés.
En cuanto a la posible subvención de la Consejería de Cultura, estoy esperando a que me lo confirmen los responsables y me den sus razones. Sea como fuere, varios de mis argumentos (en particular el de la promoción de la lengua) quedan debilitados o invalidados en la medida en que ese subsidio constituye una parte sustancial de la financiación. Cuando tenga más detalles los publicaré en mi blog (albertesplugas.com).
Un saludo
Sr. Esplugas
Usted centra la atención en cuestionar la redundancia de traducir este libro al catalán, cuando ya estamos por la novena edición en castellano, y en si es necesaria y útil una edición catalana.
Esta dicotomía puede tener su raíz en el carácter inevitablemente egocentrista de todos aquellos que comparten la doctrina de este libro basada en la eficiencia del sistema de libertad de actuación, por contraposición a la dura realidad del nacionalismo centrípeto que tenemos determinadas regiones de este país.
Y sería necesario incidir claramente en esta contraposición. El nacionalismo dominante en Cataluña es fruto del sistema partitocrático español y no consecuencia de los órdenes espontáneos que conforman y regulan una sociedad de libre mercado y de igualdad ante la ley. Si estuviéramos hablando de un nacionalismo consecuencia de aplicar esta filosofía de la libertad, en la actitud de los liberales, libertarios, anarcocapitalistas, seguramente no habría nada que objetar.
Pero el nacionalismo intervencionista nada quiere saber sobre esta guisa, a sabiendas que rompe su molde sentimentaloide, bien manteniendo una estructura unitaria con el resto de regiones españolas, o bien descentralizando la suya propia y fragmentando su propia nación catalana.
Me inclino a pensar que los nacionalistas tienen pavor a la primera opción, por la tendencia natural y no falseada de su historia y de su sociedad con el resto del país. En cuanto a la segunda opción, ya se encargarían en no materializarla por los mecanismos de poder a su disposición.
Me parece una buena idea traducir este monumento de la economía en catalán. Otra cosa sería en saber, si en otras circunstancias, y con un nacionalismo basado en la libertad de actuación, esta edición catalana hubiera sido realmente útil.
Espero la segunda parte de su artículo si algún día, manteniendo el actual estatus quo político, se traduzca al catalán el Quijote.
Grup 62, la primera editorial en lengua exclusivamente catalana, lo que ya tiene coña, fue un invento pujolista que, a base de millones de pesetas extraídas del contribuyente, imprimió millones de volúmenes que La Caixa, obligada a comprarla tras el obvio desastre, se vio obligada a eliminar.
Tiene gracia que publiquen a von Mises y encima traten de hacerse los coherentes.
¡Unglaublich! Que se diría desde la escuela de Viena. Leck mich am Arsch que decimos los menos doctos, habiendo tantos escritores catalanes marginados porque son liberales y escriben en castellano.
No entiendo este artículo.
Me parece una forma de poner la venda antes que la herida. Una forma de excusatio non petita, accusatio manifesta.
Los primeros argumentos son muy débiles: que hablantes bilingües vayan a tomar precisamente ahora la decisión de leer precisamente ese libro porque se ha traducido a una de las dos lenguas que hablan, no parece relevante ni creíble.
Ningún comentario respecto de que las élites políticas se vayan a poner a leer ahora.
En tercer lugar, no creo que ningún profesor que no la haya empleado como manual hasta ahora, vaya a hacerlo ahora, a no ser que exista una norma política que le obligue a usar sólo manuales y textos en catalán, lo que no parece que pueda ser del gusto de un liberal.
Los comentarios respecto del cómodo atrio de la tercera lengua del mundo no son propios del autor del artículo: presuponen que sus (muy liberales) lectores tendrían un juicio distinto si del español se tratase. Esto es un juicio de intenciones y además malintencionado.
Desde luego no es mi caso y no creo que sea el caso de muchos de los lectores, que quizás tengamos una razón para sentirnos (algo) molestos con el autor por presuponer que somos malos, aunque en su favor diré que los liberales de corte humeano y escéptico, como yo, solemos hacerlo así.
La cuestión de fondo es bien simple: es genial que una obra se traduzca a cualquier lengua. Y no hay que dar explicaciones.
A no ser que la traducción o la publicación (al español o al catalán) esté subvencionada, lo que podría no gustar a quien no vaya a leerla o a quien, pudiendo leer una traducción privada porque es bilingüe, tiene que pagar ahora forzosamente una traducción al catalán (Creo que casi todos los catalanes entran en una categoría o en la otra) (Los que no leen, pudiendo leerlo, algo que les interesa porque no está traducido al catalán, no me merecen comentario).
Así que la noticia y la cuestión a dilucidar es saber si la traducción está subvencionada o no. Que el autor del texto pida disculpas e intente justificar algo que nadie ha señalado, me hace pensar que ese algo es el caso. Es decir, que la traducción ha contado con una subvención.
La cuestión, entonces sería saber si los débiles argumentos del texto justifican la subvención ante un interlocutor liberal.
Si es una cuestión privada y con dinero privado, ¿a qué viene este artículo justificatorio?
Vaya, veo que la Consellería de Cultura de la Generalitat ha dado su apoyo, se supone que económico.
De ser así retiro lo dicho y me parece alucinante que un Instituto que lleve tal nombre acepte esto. ¿Me lo puedes confirmar, Albert?
Bueno Albert, tú también te sientas en el cómodo sillón de la tercera lengua más hablada.
No veo qué tiene eso que ver con la obviedad de que un idioma es un simple vehículo de comunicación. Si llega a desaparecer es porque los hablantes lo han cambiado por otro, pero seguirán entendiéndose.
Dicho lo cual, que una editorial privada haga con su dinero lo que le venga en gana y bienvenido sea, puesto que como bien dices se habla otra poco de esa magnífica obra.
Si es privado y libre, me parece perfecto.
«Las ideas liberales de Mises recibirán más atención por parte de profesores, alumnos y cargos públicos.»
Eso habrá que verlo.
Los cargos públicos no leen, porque ya han estudiado lo que tenían que estudiar o porque están muy ocupados haciendo como que trabajan.
Los alumnos pensarán lo que sus profesores quieran que piensen. Siempre ha sido así. Nunca ha habido demasiados "buenos" profesores. Y, por último, los profesores universitarios y de bachillerato no se salen del carril marcado por su congregación política. Ya sea una célula comunista de sala de profesores o un grupo formal modelo "abrazadores de árboles", la mayoría de los docentes parecen cubiertos un material refractario a cualquier idea próxima al liberalismo político, filosófico y a cualquier crítica a "lo social".
Y todo lo que digo es independiente del idioma.
Salud
Discrepo en varias cosas de este artículo.
Sobre que haya catalanes que prefieran leer en catalán, no lo creo mucho. No digo que no los haya, pero si los hay, deben ser muy pocos. Los que tienen una militancia lingüística lo hacen por una cuestión de orgullo identitario (que me parece muy respetable, siempre que se reconozca), no por el placer práctico de leer en catalán. Los otros dos argumentos son una consecuencia del anterior y requieren la misma respuesta. Las élites educativas han asumido la militancia lingüística como un código de pertenencia al grupo que dicta el pensamiento oficial, no porque el estar en catalán haga más interesante un libro y el pensamiento que éste vierte.
Sobre el asunto de la preservación del catalán, quiero objetar que la polémica lingüística no gira alrededor de esa cuestión. La polémica lingüística gira sobre la cuestión de si la mitad de población de Cataluña, que por su origen tiene como lengua natural el castellano, y que por tener como lengua natural el castellano ya tiene la lengua realmente necesaria para desenvolverse en Cataluña, se le tiene que incorporar a la militancia lingüística catalanista. Aprovecho para decir que yo opino que no.
El castellano también tiene ciertas desventajas en relación al catalán. La principal es que, a diferencia del catalán, carece de una élite política e intelectual que le transmita a la población que la habla un discurso de autoestima que sea garantía de lo que a mí me importa, que es la preservación del castellano en mi tierra, que es Cataluña