Bueno D. Agapito. Mas bien creo que lo de la sabiduría es tan escasa en Tel-Aviv como en Madrid, París o Pekín.
Permítame que, a propósito del antisemitismo, considere una cuestión que no creo baladí. A los israelíes, como a los españoles y europeos en general, les sucede en gran medida que han abandonado su religión. Ello va a ocasionar sin duda, está ocasionando ya, unos problemas sociales y de toda índole que terminarán en conflicto bélico no tardando mucho.
Me entero, a propósito del día del orgullo subvencionado, que en Israel también se celebra. Es uno de los signos de los tiempos, signo de inversión donde los haya, o sea del mundo al revés y no necesito extenderme sobre lo que es obvio.
He leído que para castigar a los malos Dios escoge a los peores.
Salud.
Magnifico su artículo, como todos, aunque éste algo más sesudo y difícil entender. Dicho lo cual, mi opinión es que la incultura de masas se ha instalado de manera generalizada en nuestra sociedad, en parte por culpa de lo medios de comunicación y de ustedes los informadores (no es su caso) que no hacen nada por aclarar los conceptos.
Aquí lo que hay es eso, un problema de conceptos, la masa aborregada actúa a impulsos mediáticos, con contenidos subliminares aportados por algún partido político, el que quieran ustedes.
Alguien debería aclarar que Israel es un estado plural, la única democracia de la zona, que aunque sólo fuera por este motivo, todas los demócratas les deberíamos apoyar. Y digo lo de plural porque no todos los israelíes son judios, es verdad que suponen casi un 80% de la población, pero en ese país (Israel) también hay un 18% de musulmanes y un 2% de cristianos, más o menos. Todos ellos están representados en su parlamento.
Por eso, el antisemitismo, que no debería existir, no puede albergar al conjunto del pueblo del Estado de Israel. Es como decifr que todos los españoles somos católicos; que todos los ingleses, anglicanos. En todo lo que está ocurriendo, ya digo, tienen mucha culpa lo medios de información que confunden lo judío con lo israelí. La gente en general no sería antisemita si tuviera claro que un judío puede ser norteamericano, que un israelí puede ser musulmán o católico. Esos mismos manifestantes eran anti Buch por la invasión de Iraq pero no eran antinorteamericanos, porque nadie cofunde la religión con la ciudadaní norteamericana. Lo que tenemos es un problema cultural e informativo tremendo y Usted, don Agapito, puede hacer mucho, que ya lo hace, por intentar erradicarlo. No hay que confundir nacionalidad con religión, por eso, lo ocurrido contra ese famoso barco será en todo caso responsabilidad del gobierno israelí, pero nunca de los judíos. Un cordial saludo. Miguel Angel Ruiz Jiménez (Madrid)
Da un poco de cosa decirlo, pero los judíos son…superiores. Al menos así son percibidos por ese niñato-masa que ve en ellos una amenaza intangible y un inconsciente chivo expiatorio de sus inseguridades. Para el político que manipula al niñato-masa, el judío es simplemente otro imaginario problema que se inventa cuya eventual resolución le convierta en imprescindible.
Creo que sí: judío es básica, histórica y prácticamente espíritu crítico. Por eso es tan odiado por esa jauría cobarde y linchadora. Pero dudo que el antisemitismo sea un mero prejuicio social susceptible de solución educativa. En mi opinión, más que un error de apreciación, el antisemitismo es una actitud acomplejada, una resentida sublimación de lo peor del ser humano que no se puede impugnar con razones sino sólo combatir con fuerza. (En todo caso, háblese de ofrecer conocimiento e instrucción, no de educación. La educación ofende; ¿usted permitiría a alguien que le tolerase o que le educase?)
En definitiva, si los judíos quieren ser respetados han de ser temidos (Israel). Nada de pamplinas apaciguadoras ni de lamentaciones acusicas. A plantar cara y responder. Que se pasen por Gijón a dar la conferencia y no se preocupen, que yo voy.
"quien conozca el estado de violencia latente que la izquierda salvaje (...) podrá explicar fácilmente que ese tipo de estallido violento no ha surgido de la noche a la mañana."
Efectivamente, es la violencia (y añado: la ignorancia) en la izquierda, el asunto, al menos para buscar una explicación a lo que acontece en España. En cualquier caso, y suscribiendo que este tipo de reacciones surgen en estratos "pseudo ilustrados", o lisa y llanamente ilustrados (al fin y al cabo la ilustración no es sinónimo de justicia o respeto a lo diferente; Goebbels no era un pseudo- ilustrado: era un ilustrado), el antisemitismo y el anti-Estado de Israel en el resto de Europa es de calado más profundo, aunque sólo sea porque por allá andan un poco más "ilustrados" que aquí.
En España tenemos dos defectos congénitos: el de la hiperautocrítica a todo cuanto hacemos y pensamos, y, el de copiar las miserias ajenas insuflándolas de una exacerbada pasión; resumido en el refrán: "más papistas que el Papa". Cuestiones que se pueden explicar por un profundo complejo de inferioridad: “maricomplejines que diría Don Federico.
Zapatero se ufanaba de devolvernos al corazón de Europa, más concretamente a esa utópica Francia ilustrada, antiamericana, anticapitalista y, por ende, antijudía, según sus esquemas mentales, de la que se han servido los intelectuales españoles para verter carros de mierda sobre un ser español, con sus defectos y virtudes. Pero a nadie escapa que la izquierda sólo ve defectos, y no pocos liberales y de derechas ven tantos defectos como virtudes, pero en cualquier caso, nunca más virtudes que defectos. Así, es imposible que alguien se pueda sentir orgulloso de ser español, o de hacer lo español. Por añadidura, la irrupción de los nacionalismos catalán y vasco no ha hecho sino ahondar ese sentimiento de repugnancia del español a lo español. Por otra parte, poniendo el acento en Francia, no es nuevo en la historia que este país a tenido una especial inclinación a flirtear con musulmanes, nazis o stalinistas en momentos claves para la subsistencia de Europa.
Y digo todo esto, porque son asociaciones como La Liga Antidifamación, dirigida por Abraham Foxman, o El Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia quienes vienen denunciando el aumento del antisemitismo no sólo en España, sino en Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y algunos más. De hecho, según este último organismo, al menos en 2003, en España era de menor intensidad. Puede que ahora, dada la pasión con la que nos entregamos a “todo” lo que viene de Europa, los hayamos pasado, no lo sé.
Unos medios se dedican a hacer monográficos antijudios, otros por el contrario hacen monográficos projudios. Anoche, en la tertulia de Cesar, el señor Uriel repetía por varias veces que era destacable el silencio de “algunas instituciones” sobre lo acontecido en los últimos días. No sé a quién apuntaba, aunque puedo intuirlo. Pero me invadió la pregunta: de qué estaríamos hablando hoy si en vez del asesinato en Turquía de un obispo católico, hubiera sido de un Rabino. No me cabe duda que el hostigamiento al católico no despierta tantas emociones encontradas; al fin y al cabo tirios y troyanos parece ser que tienen alguna deuda pendiente con él. ¿Ha desaparecido el anticatolicismo de unos y otros?
Al final, a uno le invade la desazón de que aquí todos están jugando sus cartas, en lo que a mi juicio es el asunto de fondo: el desmoronamiento de un modelo de sociedad. Y mal que les pese a algunos, en Europa no vemos un Felipe II que ponga en su sitio al “turco”. ( ¡que válgame Dios!, hace unos días un insigne historiador comparaba con Zapatero, por lo de la bancarrota… y que si eso no es maniqueísmo, que venga Dios y lo vea) En fin, siempre queda la esperanza de que el nuevo “Felipe II” sea Israel, aunque sólo sea por la cuestión “turca”, tal vez ése historiador vea con otros ojos al rey español si ahora, en el intento de supervivencia de Israel frente al moro, el desgaste financiero los lleva a una banca rota. Yahvé no lo quiera.
Fenomenal articulo Don Agapito
Grandísimo artículo don Agapito.Por fin alguien decide rescatar la obra de Arendt en este enésimo repunte del nazionalsocialismo disfrazado de hoz y martillo.Impresionante,de verdad.