Aznar ha dicho en un mitin de Nuevas Generaciones en Lorca lo que a buena parte de los españoles les gustaría oír a políticos en activo. ¿Es distinto a lo que dicen Rajoy, Sáenz de Santamaría y Cospedal? Pues, sí. Muy distinto.
El mismo día en el que Aznar intervino en Lorca, lo hizo Rajoy en Almería. La información la ha recogido el ABC en la misma página de su edición impresa y es bien fácil comparar. Vean la diferencia. Fíjense más en el tono que en el fondo. Dice Aznar: "El tiempo de este Gobierno está terminado, y cada día que pasa sin que los españoles puedan expresar su opinión claramente y apostar por un cambio en unas elecciones generales se estará prolongando inútilmente la agonía del país (...). El Gobierno de Zapatero es la expresión de un fracaso total, sin paliativos". Dice Rajoy: "España tiene que aprender algunas lecciones de los problemas financieros que atraviesan Grecia y Hungría, y acometer una serie de reformas para evitar que esas dificultades se repitan en nuestro país (...). Hay que ser austero y no se puede gastar por encima de las posibilidades del país". La diferencia como ven es bien notable.
¿Será que Aznar quiere volver? En el caso de que quisiera, ¿podría hacerlo? La cuestión no está así correctamente planteada. La pregunta debería ser más bien: ¿Quiere el electorado del PP que vuelva Aznar? Y en el caso muy probable de quererlo, que para saberlo bastaría con hacer una buena encuesta, ¿estaría dispuesta la actual cúpula del PP a facilitarlo?
Y es que el problema de si tal o cual candidato tiene más o menos posibilidades de obtener muchos o pocos votos se ha convertido en una cuestión nimia, mezquina, estéril. Lo que hay que hacer es intentar formar con las personas serias que todavía se puedan encontrar en la cúpula del PSOE un Gobierno de concentración. Y si eso no se puede, hay que preparar en el PP un equipo que, no sólo sea capaz de sacarnos del hoyo en el que nos ha metido Zapatero, sino sobre todo que tenga toda la apariencia de poder hacerlo. No sólo se necesita gente capaz de hacer lo que hay que hacer, sino que los demás los veamos resueltos a hacerlo. Por eso, en el equipo del PP que se dispone a ganar las próximas elecciones tendrían que estar media docena de personas de las que protagonizaron el éxito de los ocho años de Aznar. Estoy pensando en Rato, en Mayor Oreja, en Álvarez Cascos y naturalmente en Aznar.
¿Sería entonces necesario que el ex-presidente se pusiera de nuevo al frente del partido? La situación es tan alarmante que Aznar debería estar dispuesto a ser dirigido por Rajoy. Y Rajoy a presidir a Aznar. No sólo, sino que esa misma disposición por parte de los dos haría verdaderamente creíble la profundidad de la preocupación que por la situación del país ambos dicen expresar. Además, facilitaría que el PP fuera visto como el partido que nos va a sacar de la crisis, la institucional y la económica. Naturalmente, para eso hace falta patriotismo. Por parte de Aznar, para dejarse presidir por quien fue presidido. Y por parte de Rajoy, para presidir con la firmeza y los ideales que en su día ambos compartieron. Soñar no cuesta dinero.