En unos tiempos donde se prioriza la crisis económica como problema fundamental por la mayoría de los medios de comunicación y de la clase política, las noticias que avalan y evidencian la escenificación de los acuerdos adoptados en la negociación con ETA quedan, en el mejor de los casos, en un segundo plano.
A Rubalcaba le empiezan a salir bien las "cuentas", pues si en la pasada legislatura crearon la figura del "comisario político", Peces Barbas, para controlar y domesticar a las asociaciones y fundaciones de víctimas, esta vez la experiencia le ha servido al ministro para utilizar otras argucias de gran eficacia.
No es casualidad que asesinos presos de ETA con varios asesinatos en su haber pidan en una carta que hay que resarcir a las víctimas. No han mostrado ningún tipo de arrepentimiento ni se han exigido a sí mismos el cumplimiento íntegro de las condenas, lo que sería de esperar de alguien que realmente está arrepentido y es consciente del dolor causado (y eso en el mejor de los casos, porque muchos asesinos tomarían medidas más drásticas contra sí mismos en caso de que ese arrepentimiento fuera sincero).
Tampoco es casualidad que el silencio sepulcral en casos como el chivatazo a ETA, las actas de negociación, la excarcelación de Usabiaga, el acercamiento de Otegi (entre otros), la desaparición de De Juana Chaos, la impunidad de Josu Ternera, y, no nos olvidemos de lo inolvidable, toda la verdad del 11-M, tenga, como mínimo, un tufillo a condescendencia de amplios sectores mediáticos y de asociaciones y fundaciones de victimas con el Gobierno.
Como ciudadano no soy ajeno a las consecuencias de la actual crisis económica en la que vivimos, pero ello no significa que pueda ser una excusa para no denunciar la crisis moral que se refleja en todos estos casos.
No es incompatible, o no debería serlo, denunciar la crisis económica y al mismo tiempo tener presente todos estos movimientos que ponen de manifiesto una negociación sumergida frente a todos aquellos que ahora, con las detenciones, sostienen que no hay negociación.
Frente a lo que se avecina en las próximas fechas con anuncios de ETA-Batasuna queriendo hacer creer a los españoles que se está gestando un supuesto cambio y que se acerca un posible fin de ETA, tenemos que estar preparados y dar una repuesta con la rebelión cívica para que por acción u omisión no seamos cómplices de un proceso que legitimaría y daría en parte la razón a quienes asesinaron a nuestros seres queridos.
La Memoria, Dignidad y Justicia seguirá siendo nuestra bandera y desde Voces Contra el Terrorismo estaremos organizados para que todos los españoles de bien puedan sumarse de nuevo a la rebelión cívica que dignifica a un país frente a los intereses partidistas que no aboguen por una derrota de ETA.